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Tiger y el putt, más allá de la estadística

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Tiger lucha contra su físico… Y contra algo más. Ayer, en Doral, antes de sentir las primeras molestias en la espalda (segundo golpe en el hoyo 6, según explicó), ya se le había puesto cuesta arriba el torneo.

Vayamos por partes. Cualquiera que haya visto jugar a Tiger Woods, sobre todo en los dos últimos años, no tendrá ningún problema en concluir que el Número 1 del mundo no tira los putts cortos, y algunos no tan cortos, con el mismo aplomo y aparente sensación de infalibilidad.  Aún así, aún le llegaba el año pasado para apuntarse un buen puñado de victorias y conquistar de nuevo la cima del ranking mundial, lo que habla del magnífico arsenal de recursos de que dispone. Habla también de que sus picos al alza siguen siendo demoledores. Y los tiene, vaya si los tiene.

Descendamos a los datos concretos, ayudados por la impagable cascada de estadísticas que ofrece la página del PGATour. Y al primer golpe de vista, repasando año a año (desde 2002 la relación de cifras y registros es abrumadora), nos encontramos con el siguiente dato.

En la estadística de putts convertidos dentro del área que marcan los cinco pies de distancia (metro y medio), el déficit de Tiger en este tiempo (desde 2011 a hoy) es apreciable, aunque no totalmente concluyente. En 2012 embocó un 97,07 por ciento y en 2013 un 96,74, por  debajo de su mejor temporada en este aspecto, que fue 2009 (98,08).

Donde se aprecia algo más la diferencia es afinando un poco más y yéndose a la estadística que muestra la conversión de putts en el tramo de distancia que va de los tres a los cinco pies (0,9 a 1,5 metros). Esos sesenta centímetros de la verdad. Woods ha arrojó en esta distancia un porcentaje de conversión del 86,89 en 2011, del 91,67 en 2012, el 86,57 en 2013 y en torno al 86 por ciento en lo que llevamos de 2014. Pues bien, estas cifras están muy lejos del 94,59 por ciento de putts embocados desde esa distancia en su mejor año computado (2002) y lejos también de la media de que abarca el tramo 2002-2009 de su carrera, que está por encima del 92 por ciento.

Hasta aquí las cifras. Pero hay algo más. No hay estadística que mida el porcentaje de putts decisivos embocados, sean desde la distancia que sean. En este aspecto entre el Número 1 y el resto de los mortales se abría un abismo insalvable. Un abismo que hoy se ha quedado en vaguada o valle. ¿Cuáles son los putts decisivos? Aquí entra en juego, y de qué manera, la subjetividad, y por eso la estadística no puede registrarlos. Un ejemplo podría ser el putt de birdie que tiraba ayer en el hoyo 1, desde unos cuatro metros… Era decisivo hasta cierto punto puesto que suponía darle una vuelta de rosca a la presión sobre el líder desde el inicio.  O quizá en otro tiempo, si nos ponemos pesados, habría embocado sí o sí ese putt de par de dos metros en el hoyo 4…

En estas situaciones, con Tiger cuadrado sobre la bola y el putter en las manos, todos veíamos el hoyo del tamaño de una sandía, hoy el diámetro del agujero parece igual para todos, fundamentalmente en los momentos de mayor presión.

Le llega para ser Número 1 con suficiencia, no lo olvidemos, pero es cierto que no termina de mostrarnos con regularidad aquel don sublime, divino.