Faltan 688 días
Jornada de prácticas del Open Championship. Tee del hoyo 16 del Royal Liverpool. Desde dentro de las cuerdas junto a Gonzalo Fernández Castaño.
Pega un drive decente, pero decide pegar otro. En el segundo intento la bola no sale a más de cinco metros de altura, como un misil y directa a la izquierda.
El jugador sale disparado del tee. Por detrás de él sólo se acierta a intuir como manipula algo con cierta violencia, pero al mismo tiempo con un extraordinario control de la situación… Es el guante. No deja una costura sana. Y lo que no son costuras. Lo ha destrozado. Ris, ras, ris, ras.
Nadie que no vaya a unos metros de él se ha dado cuenta: se trataba de un exorcismo express, con precisión de cirujano.
Se recompone enseguida y hasta trata de bromear. Así lleva todo el año, desesperándose y ‘desdesesperándose’. De lo primero se ocupan los altibajos de su juego; de lo segundo se ocupa él como buenamente puede, porque tampoco es cuestión de bajar los brazos…
«Déjame quedarme con los restos», le digo. «Ya les daré algún uso periodístico cuando toque».
Hoy, que ha salido el sol por Canadá, toca.
* Pd: en la imagen aparece el guante de Gonzalo Fernández Castaño tal y como quedó.
