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El día que conocí a Seve

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¡Hola a tod@s!

Os escribo esta entrada desde Madrid, a donde llegamos los niños y yo hace algo más de una semana a pasar el verano. ¡Increíble lo rápido que pasa el tiempo, si hace nada nos estábamos yendo para allí! La verdad es que ellos tenían ganas de venir y ver a la familia, ya que la última vez que estuvieron aquí fue el pasado mes de agosto. A mí me apetecía bastante también, aunque guardaba un recuerdo malo de la última vez que vinimos Gon y yo. Fue el pasado 1 de enero, por el problema de espalda que tuvo y que le anuló la pretemporada. Pero bueno, por suerte no le ha vuelto a dar problemas y esperemos que así siga, ya que el tema de los deportistas profesionales y las lesiones es una verdadera pesadilla.

Ayer tuve la ocasión de asistir al preestreno en Madrid de la película de Seve en Madrid, y me hizo mucha ilusión reencontrarme con amigos y conocidos a los que hacía bastante tiempo que no veía. Me gusto muchísimo y no puedo dejar de recomendarla, muy emotiva, inspiradora, y con algunas imágenes inéditas que realmente merece la pena ver. ¡Mi más sincera enhorabuena a todo el equipo! Al salir recordé la primera vez que conocí a Seve, en 2007, cuando Gonzalo formó parte del equipo de Europa Continental del Seve Trophy que tuvo lugar en Irlanda.

Llevábamos poco tiempo casados y, para ser sincera, por aquel entonces no era una gran fanática del golf, aunque viajaba de cuando en cuando a algún torneo. Recuerdo que hizo alguna broma sobre mi altura, y sobre ser más alta que Gon. Fue una semana espectacular de la que guardo un gran recuerdo. Si tuviera que elegir un adjetivo para definir la impresión que me causó a mí aquella semana, y las veces posteriores que coincidimos, sería sin lugar a dudas carisma. Una persona que no pasaba desapercibida, al margen de sus admirables logros deportivos. Cariñoso, cercano, simpático y directo. ¡Y muy competitivo! Perdió nuestro equipo en aquella ocasión, pero doy fe de que no bajó los brazos en ningún momento, animando y aconsejando a los jugadores constantemente, y viviendo el torneo de principio a fin con gran intensidad. Años más tarde, he oído a algunos de los componentes de ambos equipos de aquella edición recordar aquella semana con mucho cariño.

Nuestro plan de verano va a ser parecido al año pasado: los niños y yo bajaremos al sur, y Gonzalo seguirá jugando en América hasta finales de julio, pasara unos días por aquí y nos iremos los dos a un torneo en Washington. ¡Espero llevarle tanta suerte como el año pasado en Canadá! Tengo plena confianza en que va a tener una semana buena que arreglará este año tan difícil, no me cabe ninguna duda. Me animó y emocionó mucho leer el otro día el artículo de David Durán «Gonzalo y el club de los cincuenta y tres». Si tenéis ocasión no dejéis de leerlo, porque merece la pena.

Más que nunca, ¡¡¡VAMOS, GON!!! ¡Puedes y lo vas a lograr!