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Navidad en la playa

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Nuestras primeras Navidades fuera de casa los cinco solos han resultado mucho mejor de lo que esperábamos. El 24 por la mañana fuimos a conocer la playa pública de Key Biscayne, la isla en la que residimos, y nos quedamos gratamente sorprendidos. Arena blanca y finísima, llena de palmeras, agua cristalina y las clásicas casetas tipo ‘Los vigilantes de la playa’, con unos vigilantes un tanto diferentes a los de la famosa serie.

Eso sí, Gon jura y perjura que al menos en dos ocasiones vio saltar a lo lejos algún bicho no identificado de tamaño considerable, y optó por chapotear con los niños en la orilla. Yo, que soy muy valiente, miraba desde la toalla y decidí que 32 grados no era calor suficiente para hacerme bañar.

Por la tarde empecé los preparativos de la cena, agradeciendo mentalmente una y otra vez haberme traído la Thermomix a Miami, esa máquina que logra dejarte en buen lugar aunque seas una negada en la cocina, como es mi caso. Me he propuesto convertirme en una experta cocinera de aquí a verano, que será cuando volvamos todos a España. Gonzalo se ríe de mí, pero cuando me propongo algo… Cenamos en la terraza con una temperatura espectacular, y nos acostamos prontito, porque en eso de los horarios sí que estamos completamente americanizados ya.

El 25 vinieron a casa a comer Jorge Campillo y su novia (y buena amiga mía) Lara, que están pasando unos días por aquí. Nos hizo especial ilusión recibirles porque han sido nuestros primeros invitados, y además a falta de familia se agradece poder pasar estos días con amigos. Comida muy informal y sobremesa larga y divertida, para no perder las buenas costumbres.

Unas Navidades diferentes a las que estamos acostumbrados, pero muy especiales. El estar fuera de tu casa y tu entorno consigue que hagamos mucha piña entre nosotros, y bastante más vida familiar que en Madrid. No digo con esto que sea siempre fácil, porque para mí los últimos dos días han sido algo más durillos, y me he acordado mucho de mi familia y amigos, pero tengo la suerte de tener a mi lado a la persona que más me hace reír y me anima del mundo, junto con mis tres pequeñas fieras, ¡lo cual facilita mucho las cosas!

También me tienen bastante entretenida los numerosos viajes a las tiendas fetiches de Gon: Office Depot, Home Depot, y por supuesto, The Container Store, una tienda para obsesos del orden y la organización, que por cierto, ¡haría absolutamente feliz a Gonzalo si le patrocinaran! (lo dejo caer…).

Y no os aburro más, porque si me pongo a escribir no tengo límite, y además paso de un tema a otro con demasiada facilidad. Me despido en este día tan lluvioso, que nos recuerda más a la Navidad en casa, mientras superviso desde la ventana las obras de la casa de enfrente, que tengo reservada mentalmente para Álvaro Quirós y mi queridísima María, porque 2014 va a ser su año, y seguro que se unen a nosotros en esta aventura.

La playa pública de Key Biscayne

Comida de Navidad

La isla vista desde el downtown