Inicio Blogs El blog del Profesor Marcos Sobrón El putt, la visualización de la línea y el ojo dominante

El putt, la visualización de la línea y el ojo dominante

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Si medimos la proporción de golpes que damos en vuelta, podemos decir con rotundidad que el putt es la parte del golf que menos atención recibe. Tomando como referencia que en una ronda en un campo par 72 tiramos 36 golpes para llegar a green y después hacemos dos putts por hoyo, la conclusión es que la mitad de nuestro trabajo se realiza, o se debería realizar en el green o alrededor de él.

Además del aspecto técnico del golpe, existe una parte fundamental en el proceso que muchas veces se nos escapa, y que Martin Cummins, profesor en la Escuela de Ignacio Garrido en El Estudiante, Madrid, me hizo hincapié como clave para la mejoría de rendimiento de Luna con el putt. Martin es un auténtico experto en el putt y, además, es un gran estudioso de la influencia de la visión en esta parte del juego.

Yo siempre dedico la mitad de la clase al putt y he observado que un porcentaje muy alto de alumnos está mal alineado. El arte del putt está fundamentado en cuatro pilares básicos: lectura y visualización de la línea, alineación del putt y cuerpo al objetivo elegido, ejecución del movimiento y, por último, el control de la distancia.

En el primer punto reside la gran mayoría de los errores y viene determinado por nuestra predisposición neuromotora. Lo que percibimos del exterior no tiene por qué ser lo que realmente hay. Me explico…

Cuando la luz atraviesa nuestro cristalino como si fuese la lente de una cámara fotográfica, se ve reflejada en la retina, en la parte trasera de nuestro globo ocular, imprimiendo la imagen al revés y, posteriormente asimilada por unas células foto-receptoras que se encuentran en la retina, llamadas conos y bastones, como si fuesen la película de la cámara. Las células foto-receptoras sintetizan la luz y la convierten en información que, a través del nervio óptico, va al cerebro.

Por lo tanto, lo que percibimos no tiene por qué ser lo que es, simplemente es lo que nuestro cerebro percibe. De ahí, la gran importancia de saber que lo que percibimos influirá en la alineación del putter y de nuestro cuerpo, con respecto a la cara del mismo y la distancia a la que se encuentra el objetivo.

Los ojos se encuentran separados por unos centímetros y, gracias a eso, cuando enfocamos hacia un determinado objeto, la visión de cada uno de los ojos simultáneamente hacia ese objeto permite a nuestro cerebro percibir la profundidad.

Contrariamente, cuando lo que buscamos es una línea hacia ese objetivo, debido a esa separación de cada ojo en nuestra cara, nunca permitiría observarla correctamente. Para eso el desarrollo de nuestra visión hace que cada uno de nosotros tenga un ojo dominante, que es el que nos permite percibir esta función.

La visión triangular que forma cada ojo hacia un punto concreto nos dará la profundidad o distancia, y sólo el ojo dominante nos dará una visión más real de la línea.

El propósito de una meticulosa visualización de la línea es que cuando se ejecute el golpe la cara del palo y nuestro cuerpo se encuentren bien alineados al objetivo, y así logremos eliminar variantes en la ecuación. Si usted no sabe a ciencia cierta que está bien cuadrado en el golpe nunca sabrá cuál ha sido el problema en la ejecución.

Nuestra tendencia natural es movernos hacia el objetivo y, por tanto, podemos apuntar con muchos grados a la derecha sin darnos cuenta, y rodar la bola más o menos hacia el hoyo moviendo nuestro cuerpo y putter hacia el objetivo.

Esto no supone mucho en un putt largo porque lo más importante es la fuerza, pero es decisivo en los putts cortos, donde una correcta alineación es fundamental. Pero lo más importante es que si no estamos bien alineados, nunca realizaremos un movimiento del putter con relación a nuestra alineación del cuerpo, sino que estaremos siempre compensando.

Cuando nos colocamos detrás de la bola para observar la línea deberíamos proceder con un método riguroso para poder cuadrar la cara del putt en esa línea.

1. Averiguar cuál es nuestro ojo dominante

Colóquese frente a un objeto a una relativa distancia, extienda los brazos y junte ambas manos de manera que se forme un triángulo. Con ambos ojos abiertos sitúe en su centro un objeto, guiñe un ojo y después el otro. El ojo que mantenga el objeto en el lugar inicial es el dominante.


2. Observar la línea por detrás de la bola

El propósito de mirar por detrás de la bola es trazar una línea imaginaria entre la bola y el objetivo para encontrar una referencia en el suelo que nos permita cuadrar la cara del palo con más seguridad sobre esa línea. A partir de ese momento, alinee su ojo dominante con la relación bola-objetivo y busque su referencia.

Hay que tener muy presente que cuando queramos que nuestro ojo dominante se sitúe en la línea, la parte de nuestro cuerpo entre el ojo dominante y el hombro opuesto deberá estar a un lado u otro de ella.


3. Usar la varilla del putter como ayuda

A modo de guía, sostenga su putter para que le ayude a trazar la línea recta entre la bola y el objetivo. Procure sostener el putter con la misma mano que su ojo dominante. Ojo dominante izquierdo con la mano izquierda y ojo dominante derecho con su mano derecha, independientemente de que sea usted diestro o zurdo.


4. Buscar su referencia en el suelo

Al encontrarse en cuclillas observando la línea, busque su referencia en el suelo a una distancia de un metro o dos en los putts largos, o un 10% de la distancia en los putts cortos. Procure que sea una referencia clara. Una mancha en la hierba o cualquier referencia que le permita seguir viéndola cuando se incorpore. Esta referencia tendrá una función primordial, puesto que nos servirá para comprobar si la bola pasa por encima de ella o no en su trayectoria al objetivo, y nos permitirá saber qué es lo que hemos hecho mal en el movimiento del putter.

5. Chequear su referencia una vez incorporado

Si pierde su referencia vuelva a agacharse y repita la operación.

Ya tenemos clara la visualización de la línea, es la base de un putt correcto, el fundamento de una buena colocación y, por extensión, de un swing que tenga que ver con esa colocación.

Es muy importante saber que la educación visual y nuestra alineación futura no es cuestión tan sólo de rectificarlo, hay que educarlo. Y como toda educación requiere tiempo y fe en lo que se está haciendo.

En el próximo capítulo hablaremos de como cuadrarse alineado en la bola.