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A caballo

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No significa el título que siguiera la segunda jornada de Abu Dhabi montado a caballo, sino entre el sillón de casa, nuevamente repanchingado, aunque me desperté más tarde que el primer día, y la silla del trabajo, donde me conformo con refrescar el leaderboard y a correr. Fue una pena perderse el turno de tarde con Sergio García dando una exhibición en los nueve primeros hoyos con cuatro birdies que lo sacaban del atolladero y luego manteniendo el temple en los segundos para atar el billete para el fin de semana, y con un Rafa Cabrera Bello muy sólido que llegó a estar líder en solitario, lujo que compartió al final con Lee por el bogey de última hora.

Stenson se quedó sin balas por la mañana y McIlroy rellenó el cargador por la tarde. El sueco dice bye bye a su primera comparecencia del año al no recuperarse del triste jueves. Al norirlandés le va bien el calor, como a su novia en el Open de Australia, y ya está cuarto metiendo un miedo que no veas.

 
Siguiendo el orden de los acontecimientos, casi todos para mí matinales, a Jiménez se le vio en su salsa, haciendo chascarrillos con el cámara en su penúltimo hoyo, al que le sacó el birdie y terminar con un gran -4, tres abajo en el completo. Entretanto, me quedo un poco pensativo al ver el halcón que da forma a la casa club. Es diferente, dejémoslo ahí. Va la cosa de animales porque el gran danés Bjorn (juro que lo vi sonreír en la entrevista de la Sky) se desayunó a Stenson y también a Donald, aunque el gentleman inglés sigue en concurso. Di un respingo cuando me pareció ver de refilón, en el partido de Coetzee, al pequeño danés, Kjeldsen, con quien me une una estrecha relación entre Sevilla y Valderrama, aunque él no lo sepa. Ha sido apeado. Jo.
 
El golf siempre va a la última, aunque a Donaldson, con pantalón butano a lo Dyson, que también anda por aquellos lares, no se lo haya dicho nadie. Dos rubios mozalbetes de buen ver que iban juntos, Fleetwood y Olesen, habían calcado la indumentaria: turquesa por abajo, blanco por arriba. Sólo se los distinguía de lejos por la gorra (blanca el inglés, azul el danés). McGinley, el capitán de la Ryder, jugaba con ellos. Quiere ver de cerca a los dos talentosos golfistas con vistas a… Gleneagles.
 
El anterior ‘capi’, Olazábal, estaba de dulce con -3 en los primeros nueve, aunque un bogey en el 14 lo colocó al par, igual que Quirós, al límite tras cinco bogeys, dos birdies y un eagle de dos en el 11… hasta que un birdie de Álvaro en su antepenúltimo hoyo (el primero en un par 3) y, mejor aún, un segundo eagle (8) lo elevaron a -3 en total. Ah, otra vez la web del European Tour me llevó a engaño: Olazábal acabó con birdie en el 9… Fue un error, hizo el par. Siempre fallan para cabrearme a mí, que aún retozaba en el sofá.
 
No me olvido del espiritual Larrazábal. No me olvido de esos arranques de cabreo que me ponían en alerta no fuera a ser que viera en mí a un gafe cuando lo seguía por esos campos de Dios, pero ahora vive más TRANQUILO y su golf parece que lo agradece. Sin altibajos, tres birdies y un bogey en los primeros nueve y todo pares en los segundos: -5. Top 10. A cuatro de Cabrera Bello y de Lee. ¡¡¡Vamos!!!
 
Cañizares, a la chita callando, como su personalidad, se plantó con -3 a falta de cuatro hoyos. Tras el birdie en el 15, -4 y lástima que no le sacara otro golpe al campo en el 18: -4. Campillo, De la Riva y Elvira marchaban con -1, aunque los dos primeros terminaron al par, mientras que el tercero, muy bien, empezará la tercera jornada con -2.
 
Lee, con toda la pinta de un hombre gris que trabaja en una fábrica de siderurgia que va con una bolsa de papel con el almuerzo dentro, iba líder con Ricardo González (-8). El argentino pinchó (-7), Bjorn iba a la caza del escocés, al que dejó sin besar las mieles del triunfo en el desempate del European Masters. Pero un birdie de Lee en el 17 lo situó arriba en solitario (9) hasta que apereció el bello Cabrera, tanto monta…
 
Willett, con los tonos de Olesen y Fleetwood, se olvidó del rough y se dedicó a limar golpes: uno, dos, tres… hasta nueve. Total, el inglés brilla en la tercera plaza, él solito con -8. Salió en la tele varias veces Montgomerie (se agradece que estés bien, Colin), gracias su buen -4 en el día, como Jiménez.
 
En la jornada vespertina, el partido estelar empezó como acabó el primer día: en el 1, birdie de McIlroy y bogey de Mickelson, aunque el zurdo le pilló el tranquillo y salvó el corte (-1). En ese momento, empezó una especie de éxtasis de Santa Teresa: Sergio García no se había retirado y empieza como un cohete y amando los números pares con birdies en el 2, el 4, el 6 y el 8… Ahí paró su progresión y le valió para estar con los mejores mañana. Uno de sus compañeros de la última Ryder, de aquella gesta en Medinah, el escocés Paul Lawrie, abandona Abu Dhabi con +9. Eso me pasa por mi querencia a mirar los puestos de atrás, vicio adquirido de pequeño leyendo las informaciones del Tour y la Vuelta en el Marca. (Esto es un guiño a los dueños de Ten-Golf)
 
Cabrera Bello le saca el birdie al 10, su primer hoyo, encadena pares y luego otras tres alegrías (18, 1 y 2). Por un momento pienso que va a por el -9 de Willet, pero se frena en el -4 tras combinar dos bogeys y dos birdies. Colíder, vaya. Del Moral lo pasa realmente mal y, como dije ayer, mira que lo siento.
 
Acaba la cobertura televisiva a las 10, hora española, y cambio las pantuflas por los zapatos. Me voy al periódico y aquí (palito para los informáticos) no me da con la línea que tenemos para ver el torneo. Además, escribo de  rugby, pico una previa de turf y hago otra de baloncesto. Empiezo a mezclar términos: avant, alley oop, purasangre, putter… Prefiero dejar el golf y centrarme en mis labores profesionales. Cuando vuelvo a mirar internet, hay un español al mando y eso me alegra mucho el mediodía. Aunque, debo confesarlo, echo de menos a Nacho Garrido tras tantos años al pie del cañón.