Inicio Blogs Firma Invitada Darren Clarke nos sirve en bandeja una magnífica lección práctica…

Darren Clarke nos sirve en bandeja una magnífica lección práctica…

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Gráfico del hoyo 18 del Adare Manor

Por José Luis Márquez, Profesional de Snake Eyes/Golf Smith España

Aprovechamos el desgraciado hoyo 18 jugado por el gran Darren Clarke en el Adare Manor, recorrido donde se disputa el Irish Open, en el final de su tercera jornada, para sacar algunas conclusiones que pueden venir bien al jugador amateur (y seguramente al profesional también…). 

Clarke, que venía de una gran racha de birdies, jugando muy bien y con un importante -6 en su marcador que lo situaba en cuarta posición, finalizaba con un terrible triple bogey en este par 5 y pasaba al puesto 17º, casi sin opciones de victoria. Cualquiera puede sacar una lección de su traspié.

De salida, el norirlandés pegó una larga escapada por la derecha con el driver. Un accidente muy común, incluso entre los mejores profesionales. Se quedó justo por detrás de la alta y larga hilera de árboles que se observa por la derecha (en el dibujo aparecen como tres altos árboles), en una 'explanada' de rough. Podía salir tranquilamente a calle, haciendo poca distancia y quedándose con alguna opción de llegar de tres a ese green escondido en la izquierda, defendido con un ancho río por delante y un frondoso bosque por la izquierda, zona donde además estaba situada la bandera; o incluso plantearse con frialdad llegar de cuatro a green, yendo por la calle, dejándose de tercer golpe un approach sencillo y con alguna opción de hacer el par, o a lo sumo un bogey…

Pero buscó la opción más complicada y arriesgada: un hierro (creo que era un 9) por la derecha de esa hilera de árboles, volando prácticamente por encima de ese lago que se observa a la derecha, y cerrando para ganar la calle delante del río y todavía tener opción de birdie con un buen approach… La bola pasó los árboles por la derecha y cerró… Pero no lo suficiente: aterrizó en el primero de los dos bunkers que se ven y quedó en situación no demasiada cómoda para el 'stance'. 

Otra decisión peliaguda: ¿ir a por e green buscando aún la opción de birdie, o sacarla de la trampa de arena y llegar de cuatro a green para intentar hacer el par, o a lo sumo un bogey? Clarke eligió la primera opción. Pero el 'stance' no era el mejor y tuvo que acomodarse para atacar la bola desde un ángulo no habitual, más forzado… El resultado fue algo así como un filazo que voló el río y también el green, aterrizando fuera de límites en el parquecito que se ve detrás.

Tuvo que volver a jugar desde el bunker (era ya su quinto golpe tras penalizar por el fuera de límites), y ya lo hizo precipitadamente y con la bola algo más hundida en la arena (como suele pasar cuando se dropa en un bunker…). Resultado: otro golpe deficiente que ni siquiera llegó al ras de hierba de la calle… Desde ahí, approach y dos putts para triple bogey.

Conclusiones:

1. Después de un primer error (uno tan común, además, como es perder la calle con el driver) es bueno y hasta necesario mantener la cabeza fría y tranquila. Es la hora, seguramente, de borrar de nuestra tarjeta 'imaginaria' ese buen resultado que teníamos previsto en ese hoyo y aspirar a un resultado no tan bueno, pero sí más sólido y que no destroce la tarjeta.

2. Una vez comprobada la situación de la bola, suele ser un error tratar de arreglar el primer desatino con un golpe en el que no tenemos absoluta convicción. Si alguien como Clarke puede sufrir de este modo, ¿cuánto no podremos sufrir otros?

 

3. Tratar de buscar efectos muy pronunciados y tan precisos desde el rough no es recomendable, porque el gobierno de la cara del palo ya no es sólo cosa nuestra…

4. Ni que decir tiene que, una vez encadenado el segundo error, es aún más necesario no tentar a la suerte por tercera vez.

5. No se trata sólo de proteger nuestra tarjeta… Se trata además de preservar el buen estado de nuestra cabeza, auténtica clave en este deporte. A Clarke le ocurrió en el hoyo 18, pero si eso te pasa antes, el palo recibido puede seguir pasando factura en los hoyos siguientes, de manera que un único riesgo mal calculado puede terminar sacándonos del partido.

Posdata: evidentemente hablamos siempre de una situación de torneo o partido 'a cara de perro' con los amigos… Porque para el amateur medio, a veces, lo divertido es jugar con la situación de riesgo en una vuelta normal donde el resultado no importa tanto… ¿O si importa?