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El retorno de Seve a la competición

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David Durán, delegado del diario Marca en Sevilla

No conozco a Severiano Ballesteros. Me refiero, por supuesto, a un conocimiento personal. Por eso, desde una prudente distancia me atrevo a escribir:

1. Severiano debiera mirar con más detenimiento lo que fue capaz de hacer durante la última vuelta de nueve hoyos del pasado domingo en el Regions Charity Classic. Ahí rindió a una altura notable y, además, su nivel de autoexigencia no puede ser el mismo que el de hace años. No debe serlo. ¿Quién no necesita un proceso de adaptación a unas nuevas circunstancias? El Champions Tour no es ninguna perita en dulce, ninguna pachanguita, como él mismo sabía y señaló nada más aterrizar allí para iniciar esta nueva y apasionante aventura.

2. De acuerdo, no va a jugar el Senior PGA Championship y hay que respetar profundamente su decisión. Pero desde aquí hacemos votos para que siga después en la brecha americana. Necesita jugar varios torneos, más o menos consecutivos, para de verdad ponerse a prueba, porque damos por hecho que es él y sólo él quien ha decidido ponerse a prueba con este regreso. En realidad, ese es el gran reto. Y en eso, al fin y al cabo, ha consistido la carrera de Ballesteros: una cadena de retos ‘imposibles’ que él iba superando de un modo sencillamente extraordinario y arrebatador. Confiamos una vez más en su bendita obstinación. Si sale victorioso del reto, maravilloso, y si no es así… ¿Alguien de verdad puede llegar a pensar que supondría un borrón en su brillante palmarés? Yo no.

3. Por supuesto, se trata de un deseo, el mío (y el de millones de aficionados de todo el mundo) absolutamente egoísta. Queremos verlo en la lucha y a veces no nos paramos a pensar qué pasa por su cabeza… Pero si de verdad ha conseguido superar razonablemente sus problemas físicos (su espalda nunca será la que fue, pero si al menos no duele mucho…), algo nos dice que él necesita más que nadie sentir de nuevo el ‘chutazo’ de adrenalina que provoca la competición. Trabajo, valor, y al toro.