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Quijotes y francotiradores

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Quirós ganó en 2007 un torneo del Circuito

Por David Durán, redactor del Diario Marca

Más allá del fútbol y del baloncesto (y ni por esas…) la cultura deportiva española es un permanente bebé en pañales. En nuestro maravilloso país el consumidor de deporte se mueve a impulsos, llevado por las modas y, sobre todo, por el gancho ocasional de algún 'genio francotirador': Perico, Induráin, Alonso, Nadal, Gasol, Rafa Pascual, Estiarte… o Severiano Ballesteros…

Nos quedamos en lo immediato y sólo con los éxitos. Sólo vale ganar, el resto poco importa. Aún diría más: sólo vale ganar y hacerlo en los grandes escenarios y en las grandes citas. Salvo en círculos muy concretos y muy cercanos al deportista, hay determinadas victorias que ni siquiera se valoran, así que para qué vamos a hablar de determinados 'segundos puestos', 'terceros puestos' o 'séptimos puestos'. Y esto lo aplico, por supuesto, no sólo al aficionado de base, sino también a los medios de comunicación españoles y no digamos a las instituciones.

Por eso nuestros grandes deportistas suelen ser más valorados fuera de España. Cuando ganan, por supuesto, y también cuando no lo hacen (este es el 'quid' de la cuestión). Y sin embargo, siguen saliendo genios o geniecillos, como ustedes quieran, aquí o allá, en cada ríncón de la piel de toro. Forma parte del hecho diferencial español. Siguen cabalgando magníficos quijotes que nacen por generación espontánea y que nos dan alegrías, llenan páginas y se hacen fotos (no les queda más remedio) con políticos de toda clase y condición…

Valoremos al golf español, por favor. Un deporte que aún está en fase de crecimiento aquí, con un futuro impresionante, con un número de licencias de practicantes que ya da qué pensar, pero que aún no hemos sabido comprender bien. Comprender, por ejemplo, el valor impresionante que tiene un top-ten en un 'major', e incluso en cualquier otro torneo. Este deporte, en la élite, no son cuatro tíos con panza cervecera y fumando puros que se reúnen para endiñarle piñazos a una pelotita. Comprender el valor de una victoria en el circuito americano o en el circuito europeo. El valor de tener habitualmente a uno, dos y hasta tres jugadores metidos en el equipo europeo de la Ryder Cup. Comprender el papel y el valor de los jugadores españoles teniendo en cuenta el nivel de juego y de profesionales que existe en el mundo anglosajón (Islas Británicas, Estados Unidos, Australia, Sudáfrica…)…

Desde aquí, una vez finalizado el año de golf 2007, mi reconocimiento a esos quijotes francotiradores/as del golf español que asombran más allá de nuestras fronteras y que sólo encontrarán el merecido hueco en el corazón del españolito medio, del periodista deportivo medio y del politiquillo de medio pelo cuando el mismísimo Tiger, la mismísima Sorenstam, caigan rendidos a sus pies.