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Segunda jornada del Estrella Damm Andalucía Masters

Va de dilemas

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Pablo Larrazábal durante la segunda jornada del Estrella Damm Andalucía Masters. © Golffile | Eoin Clarke
Pablo Larrazábal durante la segunda jornada del Estrella Damm Andalucía Masters. © Golffile | Eoin Clarke

La primera noche guadiareña no nos confundió. Cena (con sus dimes y diretes con el propietario) y a casa. Nos hacemos mayores y no hay había un alma en las calles. Los trasnochadores profesionales llevamos mal eso de dormir temprano, pero pesaron la caminata y el madrugón. No ha habido quejas de mis ronquidos en el clásico hostal Drago, mi cuartel general en Pueblo Nuevo y donde me tratan como un rey moro aunque la camita sea un sarcófago, seguramente por la educación de los huéspedes.

A las ocho y media pasadas (más bien las nueve) estaba ya el menda en la sala de prensa. Hete aquí el primer dilema del día. Repeinado como iba, me dio por echarme una foto con Óscar Díaz, el ilustre jefe de prensa del torneo a la par que sabio concursante televisivo. La duda fue que pensé en retratarme con Agustina, una bella fotógrafa argentina, pero el pudor me maniató… y con Óscar no.

Tras esta chanza absurda, hay que ponerse manos a la obra para no decepcionar a mis jefes esta semana. A las 9:10 salen dos partidos que me interesan: por el 1 arranca Gonzalo Fernández Castaño (+6 el primer día) y por el 10 echa a andar Pablo Larrazábal (par en el estreno). Muchos arrastramos la creencia al mal fario, pero quizás los periodistas deportivos (el que tuvo, retuvo) estamos más obsesionados con las manías que los demás. Por no gafar al madrileño, obligado a remontar, elegí al barcelonés. No le fue mal al segundo, aunque abrochó la vuelta con un bogey para un total de uno sobre par, aunque al primero le fue divino, con tres menos en el día y pasando el corte con cierta suficiencia.

Más disyuntivas. Paseando por el 13 me crucé con Thomas Bjorn camino del green del 14. No sabe quién soy ni cómo me llamo ni me pone cara; sin embargo, opté por agachar la mirada no fuera a ser que el danés hubiera soñado conmigo y me soltara una fresca o una galleta por escribir que trae trillizos por el tamaño de su barriga.

Dudo también en volver a la sala de prensa tras los nueve primeros de Larrazábal y, de paso, aliviarme. El dilema quedó resuelto cuando llegó David Durán y me sugirió que viera con él los nueve segundos. “Claro, claro”. Total: me alivié (sin penalidad) dos horas y media después…

No suelo hablar con desconocidos, como bien enseñan a los niños, por no molestar, undécimo mandamiento según mi tío de Gijón. Tras pensármelo seis veces, abordé a un italiano de edad provecta que resultó ser simpatiquísimo: “Me llamo Franco, que aquí en España no suena muy bien”, bromeó. Lleva 20 años jugando al golf, es socio de Valderrama y afirma que no conoce un campo igual de bueno que éste en todo el mundo. Si le doy más carrete, lo mismo acabo almorzando en la casa que tiene alrededor del hoyo 4. Eso sí, no me atreví a charlar con dos gemelos amantes del golf y, tengo entendido, de esta web. Ni tampoco con una chica a la que no le faltaba un perejil y que se estaba dando colorete en la calle del 7… mientras yo sudaba como un pollo y no lograba domesticar mi melena.

Cuando al fin llegué esprintando al servicio, a eso de las 13:45, salía del baño Jon Rahm justo antes de empezar la segunda vuelta. El semblante que yo llevaría para que dibujara una sonrisa cuando me vio pese a que no le ha salido nada a derechas en el Andalucía Masters.

1 COMENTARIO

  1. Los gemelos seguiremos mañana y pasado en el torneo! Animando a los españoles.. y disfrutando se Valderrama y de ten golf!!!!
    Mañana nos vemos

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