Inicio Blogs Golpe a golpe Las bondades de mirar atrás
Artículo de Óscar Díaz sobre las joyas que uno encuentra mirando atrás

Las bondades de mirar atrás

Compartir
Disco con la canción Shoutin'in the Amen Corner, origen del término que define ese rincón de Augusta.

Mi incipiente síndrome de Diógenes y una obsesión por el completismo que bordea lo malsano me han empujado durante los últimos meses a protagonizar un curioso experimento que les explico a continuación. Desde hace años procuro comprar prensa en papel, un par de cabeceras, al menos el sábado y el domingo para concederme algo de lectura reposada y de análisis de la realidad que complementen los chapuzones internáuticos que nos damos a diario en las webs de los medios o en las redes sociales. El caso es que, por circunstancias, iba más o menos al día con los periódicos, pero los suplementos dominicales se iban quedando arrumbados y apilándose en una inestable torre papelera hasta sumar unas sesenta o setenta revistas. Por supuesto, llegó el momento de afrontar el problema (y eludir choques domésticos) y me dispuse disciplinadamente a acabar con esa pila informativa, que empecé a leer desde los suplementos más modernos a los más antiguos. Este retroceso progresivo me llevó a adentrarme en el pasado y a toparme, poco a poco, con análisis obsoletos (sobre todo de la pandemia y sus circunstancias), artículos que ya no merecía la pena leer, opiniones caducas y algunas bofetadas de realidad, todo ello contenido en revistas convertidas en cajones extraños… En ellos había olvido y hastío, pero también un buen número de columnas, textos, reportajes y artículos que me habría dolido perderme. En unas semanas he podido recordar dónde estuvimos, por dónde pasamos, qué pensábamos… además de comprobar la certeza de augurios y profecías, e incluso relativizar y valorar la suerte que hemos tenido.

Este camino inverso en el tiempo me recordó a un juego al que solía jugar de chaval, ya entre las sábanas antes de dormir, cuando trataba de desandar la ruta de pensamientos que me había llevado hasta cierta idea o recuerdo. De niño, de manera intuitiva y por mero entretenimiento, ya disfrutaba echando la vista atrás y comprobando hasta dónde podía llegar en ese retroceso. En cualquier caso, lo importante del experimento de lectura inversa es el grado de comprensión que me ha otorgado, pese a tratarse de asuntos recientes y que nos han dejado una huella especial. Mirar atrás sirve para derribar la tiranía de la inmediatez, la cultura del instante que entre todos hemos construido y que el vértigo de las redes sociales y de internet ha fomentado. Perspectiva, análisis, conocimiento, antecedentes, discernimiento… Todo eso conseguimos retrocediendo en el tiempo.

Si lo llevamos a nuestro terreno, que al fin y al cabo esta columna se publica en un medio de golf, podemos coger la trayectoria de cualquier jugador y trazar ese camino. El Rahm de hoy es la suma del que tuvo que retirarse en los Juegos Olímpicos poco después de haber deslumbrado en el Open Championship y de haber logrado aquella victoria kármica en el U.S. Open, dejando atrás la decepción que supuso su retirada en The Memorial… y así podríamos seguir hasta sus primeros pasos en el golf. Su camino lo componen todos los pasos que ha dado, sin obviar ninguno.

Del mismo modo, disfrutamos de un deporte único con muchos siglos de historia. Si deciden retroceder en el tiempo, dondequiera que miren encontrarán una infinidad de historias maravillosas y episodios míticos, muchos de ellos ya casi olvidados, que nos han traído hasta aquí. Les invito a que curioseen y descubran, por ejemplo, que el nombre Hogan’s Alley, otorgado a varios campos (o partes de ellos) donde Ben Hogan dejó su impronta en los años 40 o 50 (como Riviera, Colonial o Carnoustie) procede de un cómic pionero insertado por el magnate de la prensa Joseph Pulitzer en una de sus cabeceras, el New York World, o que el término Amen Corner, acuñado por el periodista Herbert Warren Wind para identificar el célebre tramo de Augusta National que comprende los hoyos 11, 12 y 13, procede en realidad de un tema de jazz, Shoutin’ in the Amen Corner, inmortalizado por la cantante Mildred Bailey.

Son infinitas las historias, curiosidades y anécdotas que encontrarán en cuanto rasquen una pizca. Nosotros nos debemos a la actualidad, pero nos esforzaremos en ayudarles a descubrir las infinitas facetas de este deporte, los ladrillos que han construido el panorama actual, las aparentes nimiedades que han conformado las leyendas.