Inicio Blogs María Parra Se me saltaban las lágrimas del dolor que tenía…

Se me saltaban las lágrimas del dolor que tenía…

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María Parra. © Tristan Jones

¡Hola a todos y Feliz Año! Arrancamos 2020 con muchas ganas y una ilusión tremenda. El objetivo número uno no es otro que regresar al LPGA Tour por la vía del Symetra. Ya vemos cada año que no es nada fácil. Mi caso puede ser un buen ejemplo. Creo que tuve un año 2019 bastante bueno, el mejor como profesional, jugué muy sólida semana a semana y hasta logré una victoria y, sin embargo, aunque tuve opciones hasta el final, no acabé entre las diez primeras. Hay que jugar muy, muy, muy, muy… y pongan ustedes todos los ‘muys’ que quieran, bien para llegar al LPGA.

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Para conseguirlo no conozco otra fórmula que entrenar mucho y con calidad. En eso estamos ahora. Aunque todavía no está cien por cien confirmado el calendario, la temporada no va a empezar hasta febrero, así que ahora toca realizar la puesta a punto. He vuelto a los entrenamientos hace unos días y la mejor noticia es que la muñeca derecha apenas me duele. No puedo decir que esté al ciento por ciento, pero al menos no estoy rabiando de dolor y puedo pegar cubos y cubos de bolas. Aún tengo alguna molestia y cierta inquietud, ya que lo he pasado muy mal desde el verano hasta el final de temporada.

Justo la semana antes de ganar en Atlanta empezó el dolor. Fue durante una ronda de prácticas en Arkansas. Sentí una molestia enorme en la muñeca derecha en el momento de subir el palo en el hoyo 15 y ni siquiera pude acabar de jugar. El resto lo hice andando. Desde ahí he ido arrastrando esta dolencia y, claro, cada vez ha ido a más. Casi cada semana pensaba en parar y ponerme en manos de los médicos, pero claro, no es una decisión fácil. Yo quiero jugar siempre, para eso soy bastante cabezona, y además estaba en la pelea por lograr la tarjeta del LPGA. Sentía que no podía perderme nada.

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Finalmente, hubo una semana que no podía más. El dolor era muy intenso y hasta se me saltaban las lágrimas cuando pegaba algún golpe. Paré, no jugué y visité a dos especialistas. Me hicieron todo tipo de pruebas y me dijeron que no sabía lo que tenía. No parecía grave, pero no tenían claro de dónde venía el problema. Hasta me recomendaron operarme, pero la verdad, sin saber exactamente lo que tenía, no me pareció lo más adecuado.

Terminé la temporada con dolor, cuidando al máximo la muñeca, jugando poco los días previos a los torneos y así pude más o menos acabar, aunque sin estar al ciento por ciento. Ahora he estado casi un mes sin tocar un palo y me ha venido muy bien. Aunque no estoy a tope, puedo pegar a la bola con normalidad y es lo que me tiene más contenta de estos primeros días, aunque no dejo de tener la mosca detrás de la oreja…

Del subidón, al tierra trágame: María Parra

Estoy trabajando con Juan Antonio Marín, mi entrenador de siempre, ¡que me conoce de maravilla y con la que estoy encantada! Os cuento algunos ajustes que estamos realizando. Un par de ellos son los habituales de cada pretemporada, poner el grip un poco más débil, cómo me insiste Juan Antonio en eso, y aguantar más el peso en la subida en la pierna derecha sin bascular. El tercer aspecto que estoy trabajando, y que sí es nuevo, es estar un poco más cerca de la bola. Al principio, visualmente, me ha costado un poco, pero la verdad es que le pego mucho mejor y estoy muy contenta. Gano como unos diez metros porque le pego más en la yema. Ahora no queda otra que pegar muchas bolas para asentar estos cambios.

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Ah, por cierto, un día ha venido a nuestra sesión de entrenamiento Marcelo Prieto, entrenador de la Real Federación Española de Golf. Estará presente en algunos torneos del Symetra y está viendo a todas las jugadoras y sus entrenadores para poder ayudarnos en situ cuando haga falta. Me parece un acierto. ¡Ya os iré contando!