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El alemán está jugando el LIV de Tulsa se ha borrado del PGA Championship de Oak Hill

La decisión de Martin Kaymer

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Martin Kaymer
Martin Kaymer, este viernes en el LIV Golf de Tulsa.

Martin Kaymer anunció este viernes por la noche que se borra del PGA Championship. Lo hizo después de jugar y firmar 68 golpes en la primera jornada del LIV Golf que se está celebrando en Tulsa, Oklahoma. No hay más explicación.

El alemán estaba clasificado para el segundo grande de la temporada como ganador del torneo. Lo conquistó en 2010, en aquel vibrante desempate contra Bubba Watson en Whistling Straits después de la infausta penalidad de Dustin Johnson.

Kaymer no ha dado ninguna razón oficial. Ni siquiera ha hecho eso que está tan de moda ahora en los deportistas de aprovechar sus redes sociales para realizar un comunicado. Fíjate, eso casi se agradece, pero es extraño cuando lo que estás dejando de jugar es algo tan importante como un major.

Aunque él no ha dicho nada, se puede deducir que su decisión tiene que ver con el estado de salud de su muñeca izquierda. Pasó por el quirófano en noviembre del año pasado y ha estado seis meses de baja. Es una operación peliaguda, la más complicada para un golfista. Se perdió la final de LIV Golf 2022 en Miami y tampoco llegó a tiempo para jugar las tres primeras pruebas de LIV en 2023.

Regresó a finales de abril en el torneo de LIV en Australia, jugó también la semana siguiente en Singapur y ahora está jugando en Tulsa. Esa es toda la competición que lleva a sus espaldas en 2023. En Australia hizo 75, 77 y 71 y acabó en el puesto 46º, penúltimo. En Singapur, siete días más tarde, hizo 72, 66 y 74 y acabó en el puesto 44º de 48. Es obvio que hay que darle tiempo a la puesta a punto de esa muñeca.

Si jugara el PGA Championship, Kaymer afrontaría tres semanas de competición consecutivas, la actual en Oklahoma, la siguiente en Oak Hill con el major y una semana más tarde el LIV Golf de Washington. Seguramente, deducimos, tres torneos consecutivos es mucha tralla para esa muñeca intervenida y Kaymer ha decidido que se salta el PGA.

No creo equivocarme si digo que antes de la aparición de LIV Golf, ningún golfista del planeta tierra habría decidido jugar un torneo regular de cualquier circuito, llámese PGA Tour, European Tour, Asian Tour o el Alps, antes que un grande. Parece de locos, ¿no creen?

Obviamente, la decisión de Kaymer tiene mucho que ver con la obligación por contrato de los jugadores de LIV Golf de disputar todos los torneos de su calendario. Es aquí cuando inevitablemente me asalta un ataque de ternura cuando aún hoy hay golfistas de LIV que siguen reclamando su derecho a participar en torneos del Circuito Europeo en aras de su libertad para elegir dónde y cuándo jugar al golf. Libertad, ya.

La decisión de Kaymer es también un reflejo de que dejó atrás hace tiempo el golf, digamos, tradicional. El alemán rompió con lo anterior cuando se subió al barco de LIV. Ha huido de polémicas, jamás ha hablado mal del PGA Tour ni del European Tour, nunca echó leña al fuego ni se consideró víctima de nada. Se marchó y cerró la puerta sin hacer ruido. Se fue a LIV con todas sus consecuencias y las asumió. Ya el año pasado, sin explicación alguna, dejó de jugar el US Open en The Country Club y ahora le ha tocado el turno al PGA Championship de Oak Hill. Sin dramas.

Es su decisión y no hay más que hablar, sólo respetarla. Lo único que queda, como aficionado, es un ligero halo de tristeza, al ver así a un golfista de 38 años que ha sido tan grande como Kaymer, Número Uno del mundo, campeón de dos grandes, héroe de Medinah… Quién sabe si algún día, si la muñeca le responde y recupera su mejor golf, el alemán volverá a abrir esa puerta que un día cerró. Hoy es imposible saber si algún día ocurrirá, de lo que no hay duda es de que lo hará de nuevo en silencio. Ojalá.