Hace casi un mes, tras fallar el corte en Baltusrol, Rory McIlroy sintió que había tocado fondo. Sus problemas con el putter, sólo esquivados temporalmente en el Open de Irlanda del K-Club, le traían por la calle de la amargura. Dos años sin prácticamente pelear por las victorias en los majors, su principal objetivo, es demasiado tiempo.
Su idea, antes de aquel PGA Championship, era tomarse un par de semanas de descanso aprovechando su decisión de no participar en los Juegos para regresar con más fuerza en el tramo final de la temporada. Pero lo ocurrido le invitó a reflexionar y buscar alguna solución a sus problemas. «Mantendré mi idea de estar un par de semanas sin jugar torneos, pero algo tengo que hacer», reconoció.
Pero, curiosamente, una de las posibles soluciones le llegó casi sin quererlo. Nike hizo pública su decisión de dejar de fabricar equipamiento de golf, incluidos palos y bolsas, para centrarse en la ropa deportiva. Así, McIlroy encontraba la excusa perfecta para probar otros putters, ya que su juego de tee a green estaba siendo tan bueno como de costumbre.
Durante el PGA Championship en el que ‘explotó’, a Rory le regalaron un putter de Scotty Cameron. Rich Beem, presente cuando lo recogió en los vestuarios de Baltusrol, asegura que pudo ver el «brillo» en sus ojos. «Vino uno de los días posteriores a que le regalaran el Scotty Cameron, idéntico al que utilizó cuando ganó el US Open en Congressional, y le dije ‘eh, tío, es precioso’. Y me respondió ‘sí que lo es, ¿verdad?’», relató Beem.
Ahora, McIlroy se prepara para el The Barclays, primer playoff de la FedEx Cup, donde ’estrenará’ su flamante putter. El mismo, con sus iniciales grabadas, con el que estos días ha estado practicando en los greses de Bethpage Park. ¿Será la solución a sus problemas?
