Dicen, con razón, que en la vida más vale subir los escalones de uno en uno porque hacerlo de tres en tres conlleva el riesgo de darse un tortazo. Así piensa y obra Casilda Allendesalazar, que en sus dos años en Central Michigan ha ido evolucionando hasta convertirse en la líder de las chippewas, la tribu de nativos americanos en cuyo territorio se encuentra su universidad, en la pequeña localidad de Mount Pleasant.
Tras dos triunfos como rookie, tres primeros puestos en la presente campaña y nueve top ten en 11 torneos le han servido para ser elegida en el equipo ideal de su conferencia, Mid American Conference (fue una de las integrantes del segundo combinado el año pasado), junto a tres golfistas de la dominadora Kent State y una más de Northern Illinois, y dan muestra del nivel de la madrileña, que acaba de cumplir 20 primaveras el pasado viernes.
Ahora toca un giro, reenfocar la carrera universitaria y dar el salto a otro lugar en busca de mayores retos, de desafíos más altos a mitad de su periplo estadounidense. «Cuando decidí ir a Central Michigan University, no estaba en la misma situación que ahora, no era la misma jugadora. De hecho, estoy intentando transferirme a otra universidad. Central Michigan me ha ayudado a llegar hasta aquí, y siempre estaré agradecida por todo lo que han hecho por mí, pero es hora de hacer un cambio y de centrarme en el golf», relata Allendesalazar, quien, ya en España, está valorando distintas opciones para enrolarse en otro equipo.
Hija de Javier y Conchita y hermana pequeña de Carlos y Lourdes (a ella iba destinada el nombre de la benjamina pero hubo un cambio de última hora), Casilda reconoce que la distinción en el equipo ideal de su conferencia ha sido «algo muy especial porque demuestra todo lo que he estado trabajando durante la temporada; además, ver que las otras premiadas son de una de las mejores universidades del país demuestra que puedo estar a su nivel». Y sabía de antemano que no se clasificaría para los Regionales de forma individual porque tenía que estar en el top 200 del ranking de la NCAA: «Cuando la final de conferencia se acercaba, se me llegó a pasar por la cabeza, pero después de no jugar tan bien en nuestro quinto torneo, perdí las pocas esperanzas. No me sentó mal porque sabía que era muy complicado por el nivel de nuestros rivales», aduce esta futura ingeniera mecánica, que reconoce que este curso ha sido “muy constante” y se pone un pero: «Rematar las vueltas, siempre me gusta acabar con un par de birdies en los últimos hoyos».
Confía plenamente en su driver, «si estoy cómoda no hay quien me pare desde el tee», y tiene la cuenta pendiente del putter, «aunque estoy cogiendo bastante confianza con él y se está notando». Casilda, descendiente de Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar, que fue varias veces ministro a principios del siglo XX durante la regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XII, subirá el peldaño al profesionalismo cuanto toque: «No tengo prisa por decidir, cuando llegue el momento lo pensaré bien», zanja la golfista de Pozuelo de Alarcón, que nada más aterrizar en casa se fue a jugar el campeonato de Puerta de Hierro, su club, aunque se retiró al lastimarse el codo.
Aunque alejada en el ranking mundial por el baremo otorgado a los torneos que disputa Central Michigan, Allendesalazar forma parte de la pujante cantera del golf femenino español, algunas de ellas brillantes jugadoras en la División I de la NCAA: «Por desgracia no las veo mucho, estar en Michigan y ser todas de diferentes partes de España lo hace más difícil. Julia López ha destacado desde el momento que llegó a Estados Unidos y todavía le queda mucho por crecer», avisa, otra fervorosa admiradora, como muchos de los españoles que compiten en la NCAA, de Rafael Nadal, un ejemplo de que la calidad unida a la perseverancia, ir paso a paso, muchas veces tiene recompensa. Seguro que Casilda se acuerda del campeón balear para continuar su progresión en la universidad a la que decida irse este verano.