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El andaluz se mete en la final de la Escuela del Asian Tour por la previa

Enrique Marín abre una nueva vía bajo la inspiración de Tiger

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Enrique Marín
Enrique Marín

Enrique Marín decidió que era un buen momento para explorar nuevas vías en el golf profesional más allá del Alps Tour o del Challenge. Estaba la posibilidad del Asian Tour. El camino era más largo e incómodo. Había que ir a jugar una fase previa de la Escuela, después la final y si todo iba bien, ya con la tarjeta, hacer las maletas y trasladarse al otro lado del planeta para ganarse la vida. Nada ni nadie le echó para atrás. Lo consultó con sus padres, pagó la Escuela y se marchó a Tailandia para jugar la previa.

Concretamente, Marín, golfista del Real Club de Golf de Sotogrande, ha disputado la sección B de la clasificatoria para la gran final de la Escuela. Y ha pasado. Fueron cuatro días, acabó el sábado y el jugador andaluz terminó en la cuarta posición. Lo bordó. Es joven y como quien dice está dando sus primeros pasos como profesional. No se cierra ninguna puerta a nada.

«Quería buscar más allá del círculo de Europa y el Asian Tour era una buena oportunidad. Es un gran circuito, hay mucho nivel y, además, está su relación con LIV Golf. Me hacía mucha ilusión ir a probar y la verdad es que la experiencia me ha gustado mucho. Estoy muy contento de haber ido», asegura a Ten Golf.

Marín ha disputado esta preliminar en el recorrido Blue Canyon Country Club de Phuket. Hubo un flechazo a primera vista. «Me gustó mucho el campo desde el principio. Me he sentido muy cómodo. Me hizo mucha ilusión llegar aquí y ver que había ganado Tiger Woods en este mismo recorrido un Johnnie Walker del Circuito Europeo. El campo es muy chulo. Es abierto, pero exigente desde el tee, como a mí me gusta. La organización ha estado muy bien y estoy muy satisfecho», afirma.

Enrique se lió la manta a la cabeza para abrir esta vía ferrata en el Asian Tour. No habló con nadie. Fue una decisión propia. «Los premios en el Asian Tour son más grandes en el Alps o en el Challenge y creo que era una oportunidad que había que intentar aprovechar, al menos intentarlo», apunta.

Marín se ha clasificado para la gran final de la Escuela. Se jugará también Tailandia, en Bangkok, del 18 al 22 de enero, así que lo tiene claro: «toca currar en Navidad». Los 35 primeros de la final lograrán la tarjeta completa del Asian Tour. Ahora mismo es el gran objetivo. Si no sale bien del todo, Marín no descarta siquiera jugar el Asian Development Tour, la segunda división del circuito asiático. «La final son cinco días y hay un corte después de la tercera jornada. Si pasas ese corte te dan la tarjeta del Development. Es un buen circuito también», asegura.

Sea como fuere, Marín desborda ilusión y está dispuesto a poner todo de su parte para ganarse la vida con este deporte. «Hay algunos campos en el Alps que no me han ido muy bien y no he conseguido encontrarme del todo cómodo, pero jugará donde pueda. Tengo el Alps, alguna invitación para el Challenge, me he sacado la tarjeta del Mena Tour y ojalá pueda jugar también en el Asian Tour», explica a este medio. Donde sea y como sea.

Enrique cimentó su éxito en la escuela asiática en la primera jornada, cuando firmó una gran tarjeta de seis bajo par. A partir de ahí, supo aguantarse. Le ha funcionado muy bien el driver durante toda la semana y ha resistido arriba, aunque el putter le ha dado algún que otro quebradero de cabeza. «Me ha gustado mucho cómo le he pegado al drive. Creo que aquí los pegadores tienen ventaja», señala.

Marín ya ha dejado destellos de su calidad en el Alps Tour y jugó el World Wide Techonology de Mayakoba. Se quedó fuera del corte con dos vueltas sólidas de 71 y 72 golpes, lo mismo que firmó Adri Arnaus. Enrique accedió al torneo de Mayakoba del PGA Tour a través de la previa que se jugó en La Moraleja.