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Entrevista con Borja Etchart que prepara con toda la ilusión su regreso al Challenge Tour en 2015

“Ahora me quiero más”

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Borja Etchart (Bilbao, 1988) regresa al Challenge Tour esta temporada. Es una vuelta currada, cincelada golpe a golpe en la factoría del Alps Tour. Logró una victoria y ocho top ten y redondeó el año 2014 con un espléndido segundo puesto en el orden de mérito. Las puertas del Challenge se le abren de nuevo de par a en par a un jugador que ya tuvo la tarjeta del European Tour. Lo consiguió con apenas 22 años. Fue una experiencia dura, difícil, pero de la que aprendió muchísimo y salió más fuerte.

Todo aquello que vivió en 2011, más aquella inhóspita travesía por el desierto en 2012 y 2013 ha quedado atrás. «Esta ya muy lejos. No sé si no me acuerdo o si prefiero no acordarme…», bromea. Más en serio, matiza: «La temporada en el Circuito Europeo fue buena, pero cometí algunos errores importantes de los que creo que he aprendido», afirma a Tengolf.

Etchart tiene localizado perfectamente el principal desliz que cometió en aquel año 2011 y que terminó pagando caro, ya no ese mismo año, sino en los siguientes. «Fue un año muy duro mentalmente en el que cometí el fallo de querer cambiar el swing durante la temporada. Me obsesioné con la distancia y me olvidé de mis puntos fuertes. Perdí en cierto modo la perspectiva. Con el tiempo, me he dado cuenta de que había un elevado porcentaje de posibilidades de perder la tarjeta y de que el objetivo real aquel año debía haber sido aprender, absorberlo todo, estudiarme los campos y tratar de hacerlo lo mejor posible con mi juego, no obsesionarme con hacer 300 metros desde el tee», explica de forma descarnada.

Escuchando al golfista de Neguri uno se da cuenta de que la lección está aprendida. Todo este proceso le ha ayudado a conocerse mejor y exprimir su juego hasta la última gota. «Ahora soy más realista y trabajo la distancia en el gimnasio. Yo nunca voy a pegar 280 metros de vuelo, lo sé. Lo que tengo que hacer es trabajar en el gimnasio y acabar pegando diez metros más, algo más, lo suficiente, de hecho igual ya lo estoy pegando con el trabajo que he hecho esta pretemporada y explotar mis armas. Siempre he sido un buen pateador, voy recto y tengo un buen juego corto, pues eso. Quiero exprimir hasta la última gota el jugador que soy y no convertirme en otro que no puedo ser. Mis referencias son Miguel Ángel Jiménez, Matteo Manassero o Luke Donald. Ellos saben que hay campos en los que prácticamente es imposible que ganen. Yo también lo sé. Si es largo y encima está mojado, lo tengo muy difícil. Pero también sé, igual que ellos, que hay campos que me van bien, y ahí es donde tengo que ir con el colmillo afilado para dar mordiscos», afirma contundente.

Aquellos años inciáticos en el Circuito Europeo y el Challenge Tour tocaron su moral y le afectaron mentalmente. Es lógico. Las cosas no salen y empiezas a dudar de si tendrás la capacidad necesaria. Sin embargo, todo eso, como decimos, quedó atrás. También ha habido un proceso mental por medio. «El año pasado me ayudó mucho en el aspecto psicológico. Me quiero más. Llegué al Tour muy joven, con 22 años y todo me quedaba grande, aunque no lo viera en aquel momento. Yo no venía para ser muy bueno y, de repente, estaba en un campo de prácticas con Schwartzel, Goosen, Olazábal o Sergio… Hay que ser realista. En 2014 me he dado cuenta de que puedo hacer pocas en muchos tipos de campos diferentes y ahora tengo la ilusión de volver a jugar esos recorridos que no se me dieron bien hace dos y tres años y que ahora afrontaré preparado y con mis armas a punto», asegura.

Una de las claves de su mejoría el año pasado fue una mudanza, una decisión siempre difícil, que llevaba tiempo barruntando, y que finalmente ejecutó hace un año y dos meses. Se marchó de Bilbao a Madrid. «Quería hacerlo hace tiempo, pero no es fácil. El jugador de golf está siempre viajando y cuando vuelve quiere estar en casa con su gente. Mis padres me animaron a hacerlo y, por suerte, a mi novia le salió un trabajo en Madrid y lo llevamos a cabo. En Madrid estoy trabajando con Salva Luna y he mejorado muchísimo la calidad de los entrenamientos, primero por el clima y después porque juego mucho más campo, aquí hay muchas opciones y hasta puedo montar partidas compitiendo con amigos», apunta.

Etchart está preparado para empezar el Challenge. De hecho, cuenta las horas. «Se hace largo estar tanto tiempo sin competir. Por suerte, he podido jugar un Gecko, que además gané, y eso siempre refuerza. Pero tengo muchas ganas de que empiece la temporada. Tengo dos objetivos, uno a medio plazo, que es estar entre los 32 mejores del ranking antes del Rolex Trophy, para poder jugarlo, y otro largo plazo que es meterme entre los quince primeros, o al menos darme la oportunidad de meterme en alguno de los torneos finales del Challenge».