El chiste es muy bueno y muy antiguo, así que no les martirizaremos nuevamente con el relato. Si no lo conocen, les recomendamos que lo busquen por la red de redes porque al menos se echarán unas risas. El asunto es que esta semana en el Challenge Tour toca estar a setas y a Rolex. Se lo explicamos.
Este miércoles arranca el Rolex Trophy en Ginebra, el torneo más antiguo del Challenge Tour (se celebra desde 1989) y es también el más exclusivo: sólo lo disputan 42 jugadores. Es Pro-Am, dura cuatro días, no hay corte y prácticamente cada año quien sale metido de este torneo en puestos de tarjeta del European Tour la acaba consiguiendo. Es decir, una cita muy seria en el calendario.
Para que se hagan un idea de la importancia que tiene el torneo, el ganador recibe un Rolex como premio y, realmente, es lo menos importante de la semana. Por eso, esta semana hay que estar a Rolex, pero también a setas, que no es otra cosa que recolectar el mayor número posible de puntos para la Road to Omán.
En esa empresa tenemos a tres españoles: Pedro Oriol, que viene tras descansar las dos últimas semanas, Borja Virto y Scott Fernández. El Rolex Trophy es un momento excepcional para dar un golpe sobre la mesa y decir aquí estoy yo en el ránking de la Road to Omán. Recuerden que el gran objetivo del año para todos es acabar el Orden de Mérito entre los quince primeros para obtener la tarjeta del European Tour.
Otro ejemplo de la importancia del torneo es que están prácticamente todos los que se juegan algo en la Road to Omán. Las dos únicas ausencias son las de Aaron Rai y Julian Suri, Números 1 y 2 del ránking, porque ellos ya tienen más que hechos los deberes para estar el año que viene en Europa. Concretamente, Rai ya tiene la tarjeta como triple ganador en el Challenge.
