Inicio Grandes Circuitos Challenge Tour Tres anécdotas del triunfo de Cuartero que te sacarán una carcajada

Tres anécdotas del triunfo de Cuartero que te sacarán una carcajada

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Emilio Cuartero se abraza con Alex tras conquistar el torneo. (© Golffile | Eoin Clarke)

Emilio Cuartero pide a la pescadera un rape limpio, sin espinas y troceado. Esta noche cocina él en casa. Prepara un buen homenaje para Azahara y Valentina, sus dos grandes amores. Toca celebrar como se merece la gran victoria del domingo en el Stone Irish Challenge.

Azahara y Valentina son las dos chicas que le sacan a menudo la sonrisa. Una medicina que el golfista ilerdense necesita. Ahora ya lo tiene claro. “Han tenido que pasar 28 años y cinco como profesional para darme cuenta de lo que me viene mejor. Qué cosas. Tengo claro que necesito pasármelo bien en el campo y fuera de él para rendir a mi mejor nivel”, asegura a Tengolf mientras termina de hacer la compra.

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Es la gran reflexión que ronda su cabeza 24 horas después de levantar su primer trofeo en el Challenge Tour. “Seguramente ha sido el torneo de golf al que he ido técnicamente peor preparado y con las expectativas más bajas. Realmente, el objetivo era hacerlo más o menos bien para acercarme al puesto 80 de la Road to Mallorca (los 70 primeros mantienen la tarjeta completa) y así asegurarme al menos medio calendario para el próximo año”, admite.

Sin embargo, el primer día cayeron nueve birdies, el segundo siguió arriba, se mantuvo en el tercero y se llevó la victoria el domingo en una jornada de golf muy rara. “La clave ha sido la actitud. Me he divertido mucho con Alex (su caddie), con los buenos golpes, con los malos. Nos gusta mucho reírnos de nosotros mismos y me he encontrado muy a gusto. Sabía que técnicamente no llegaba muy bien, así que jugué menos agresivo. El plan estaba claro desde el jueves: esta semana Alex nos tenemos que alimentar de calles y greenes”.

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La última ronda, en la que apenas jugaron tres hoyos antes de que se cancelara el juego por mal tiempo, estuvo marcada por tres anécdotas fantásticas. Para explicar la primera hay que remontarse a la tarde noche del sábado. “A la vuelta del golf, como cada día, poníamos los zapatos debajo de un radiador para que se secaran porque hemos tenido agua toda la semana. En esas que Alex me dice que sale más calor por la parte superior del radiador y que es mejor ponerlos ahí. Le hago caso y me pongo a jugar a la ‘play’ con Dani Berna, con el que he compartido alojamiento esta semana. Al cabo de un rato, vemos los zapatos y se habían deshecho… Sí, mis zapatos de golf. Los únicos que tenía. La suela se había separado y estaban inservibles. En otro momento seguramente me habría agobiado, pero el sábado me dio por reírme. No tenía zapatos para salir como líder en la última ronda del torneo. Vamos bien… Finalmente, por suerte, Alex tiene el mismo número que yo y me puse los suyos. No son de la misma marca, pero espero que mi patrocinador sepa perdonarme. Alex fue con unas bambas”, recuerda entre carcajadas.

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La segunda anécdota tuvo que ver también con el  equipamiento. En este caso, con la bola de golf. Cuando el juego se suspendió, Emilio dejó su pelota en el rough de la derecha de la calle del 3. No sabía si podía cogerla y prefirió no arriesgarse. Cuando ya estaban en el tee del hoyo en el que iban a disputar el desempate se le acercó un niño de unos ocho años y le dijo: “toma, tu bola, que estaba en el 3. Esta es la bola del campeón”. Cuartero la cogió agradecido y la pinchó en el tee. Cuando ganó, y antes siguiera de levantar el trofeo, buscó al niño, le dio las gracias y le regaló la bola y la gorra firmada. “Por eso salgo en todas las fotos con el trofeo sin gorra”, comenta de nuevo entre risas.

Y la última historia tiene que ver con la manera de afrontar las malas noticias… Sentido del humor al poder. Cuando le comunican a Emilio que el hoyo donde se va a disputar el playoff es el 17, se vuelve a Alex y le dice: “Perfecto, el hoyo que peor se nos ha dado en toda la semana. Óle. El destino”. Pero no lo dijo con amargura, sino divertido. La clave de todo. Desengrasar.

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Alex es amigo de Cuartero desde que éste tenía doce años. Se conocieron en Costa Daurada y ha sido clave en este cambio de actitud. “Me he dado cuenta de que necesito a mi lado a alguien que me conozca y con el que me lo pase bien. Claro que es importante acertar con el palo y la distancia, pero para mí, a día de hoy, lo vital es lo otro. Que me ayude con la actitud”, señala.

Emilio está ahora a la espera de que le llegue la carta de invitación para jugar el segundo torneo de China la próxima semana para poder tramitar el visado. Va un poco justo de tiempo, pero confía en poder hacerlo. Lo necesita para asegurar su puesto entre los 45 mejores de la Road to Mallorca y así poder jugar la final en Alcanada. Al primero de China que empieza el jueves no llegaba de ninguna manera.

Cuartero ha descubierto en Irlanda el valor de la risa, tanto en el campo de golf como jugando partidas al Grand Turismo con Alex después de las vueltas. Es lo que le hace bien y esa es la línea que piensa seguir de aquí en adelante. Nadie le va a bajar de ese burro. A todo esto le estaba dando vueltas esta mañana en la cama mientras jugueteaba con Azahara y la pequeña Valentina y con el rabillo del ojo veía el trofeo del Irish Challenge…