La Final del Challenge Tour se jugará colocando bola en calle. Puede resultar extraño, teniendo en cuenta que hace mucho tiempo que no se ve por estos lares omaníes caer una gota. El problema no es que el campo esté empapado, obviamente, sino que los fairways están algo irregulares. La decisión sí tiene que ver con el agua, pero no precisamente la de lluvia, sino la que se transporta hasta el campo para el riego. Resulta que Almouj Golf de Muscat ha estado al borde del precipicio hace poco más de un mes.
La llamada de teléfono puso en vilo al Challenge. «Señores, no tenemos agua. Un problema en la tubería impide su traslado para que llegue al campo». Hablamos, claro está, de un inconveniente muy grave para cualquier recorrido de golf, mucho más si nos encontramos en Almouj, en Muscat, a unos pocos kilómetros del aeropuerto principal de Omán y soportando temperaturas cercanas a los 40 grados en septiembre.
La sequía obligada no duró un día ni dos, sino tres semanas. Las imágenes que llegaban desde el campo encendieron todas las alarmas. Almouj estaba completamente marrón y la Final del Challenge estaba en peligro. Hace menos de un mes volvieron a funcionar las tuberías y el campo recibió agua de nuevo. Desde entonces se ha trabajado a contrarreloj para que llegara a tiempo. Y se ha conseguido. El mal menor es que se jugará colocando bola porque hay algunas zonas en las calles sin hierba, así como algunos tees en mal estado. Sin embargo, los greenes han superado la prueba de manera notable.
Almouj es un escenario muy peculiar. Desde que te adentras por el tee del hoyo 1 tienes una sensación absoluta de evasión. Greg Norman lo diseñó de manera que sientes que estás jugando en un oasis. No ves nada más que tu hoyo. El australiano jugó de tal manera con las dunas que ejercen una labor natural de muro de contención que separa un hoyo de otro. El rough a ambos lados de las calles se levanta como si fuera la pista de las 500 millas de Indianápolis.
La Final del Challenge se juega en un campo exigente. Quien quiera la tarjeta del European Tour la tendrá que sudar hasta el último golpe. Las calles son estrechas y el rough es muy, muy penalizador. Hay zonas altas donde puedes perder la bola perfectamente y ese no es el único problema. Si la encuentras, no hay que descartar que esté injugable y te veas obligado a dropar. «Hay algunas posiciones en las que no la sacas ni con el bláster. Es imposible. Nunca había visto algo así», asegura Nacho Elvira. El cántabro afirma que en algunas partes del campo, normalmente no están en juego, puedes meter el brazo en el rough en línea recta hasta casi la altura del codo. Brutal.
De los dieciocho hoyos de Almouj, la mitad discurren junto al mar Arábigo. Son una delicia, especialmente el hoyo 9, un par 4 sensacional, largo y duro con el agua por la izquierda. Los pares 3 son especialmente imponentes: el 5 es green en isla donde, en función del viento, se puede pegar desde un pitch a un hierro 5, mientras que el hoyo 11 es un eterno par 3 que, cuando se juega con viento en contra, puede obligar incluso a pegar el drive desde atrás.
La gran novedad del campo este año es que se ha cambiado el orden de los hoyos. Esta semana se jugará del 1 al 9 lo que el año pasado fue del 10 al 18 y viceversa. Es decir, se juega al contrario de como se presenta a diario antes los socios. Y Greg Norman, su padre, feliz, pues es así, como se jugará esta semana, como él lo tenía concebido.
Por cierto, no hace tanto calor como se esperaba, alrededor de 30 grados, sopla una brisa agradable y no se esperan vientos demasiado fuertes, por lo que lo normal es que se vean resultados algo más bajos que el año pasado, cuando sólo ocho golfistas consiguieron acabar bajo par. Todo listo para la Final en Almouj. No lo olviden, los dos españoles, Virto y Elvira saldrán este miércoles en los dos últimos partidos del día.
