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Sueños de Ryder Cup desde el Challenge Tour

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Así vivieron la Ryder Cup García Pinto, Hortal, Oriol y Velasco, con el sueño de poder estar algún día en ese vestuario

El triunfo aplastante del equipo europeo de la Ryder Cup, donde ocho de sus miembros más el capitán se formaron en el Challenge Tour Europeo, ha sido la mejor fuente de inspiración posible para aquellos que pelean hoy desde allí por hacerse un hueco en Europa.
Nos centramos en los nuestros, y en especial en Jordi García Pinto, Antonio Hortal, Pedro Oriol y Álvaro Velasco, los españoles mejor colocados actualmente en el ránking. Gleneagles es un espejo donde mirarse y reflejarse.

En una semana en que el golf mundial se paraliza para disfrutar de uno de los acontecimientos deportivos más importantes del mundo, ellos organizan sus agendas en torno a la Ryder. Jordi, Número Seis del Challenge Tour, lo disfrutó “en casa, con mi novia apoyando al equipo desde el sofá, pegando cada golpe con ellos”; Hortal (Número Quince) quedó “con amigos para verla, y ¡por suerte y por primera vez, la Ryder superó al fútbol en todas las televisiones!”; Velasco (Número Veinte) coordinó entrenamientos con los foursomes y los fouballs para dejarse el domingo libre y disfrutar de la Ryder “junto con Marta, mi mujer, que desde la remontada de Medinah no se la pierde”; y Pedro Oriol (Número Treinta y uno) lo vivió “con mi familia, la Ryder es un verdadero acontecimiento familiar”.

El hecho de tener a tantos jugadores que empezaron en el Challenge es algo “inspirador y motivador, nos hace sentir un poco más cerca de estas grandes figuras y da aún más valor al Challenge Tour”, asegura Velasco. “Es lo que me anima a trabajar día a día, -añade García Pinto-. El Challenge es una gran escuela, se puede aprender mucho y viendo la Ryder es un aliciente más de hasta dónde puedes llegar”. “Ver a tantos jugadores del Challenge –continúa Oriol- es muy motivante para todos los que estamos ahí”, mientras que para Hortal es un “verdadero sueño que tenemos todos”.

Aunque todos ellos confiaban en la superioridad del equipo europeo, todo era posible hasta el último momento, los americanos venían dispuestos a arrasar y quitarse la espina de Medinah.

En su afán por aprender de estas grandes figuras todos ellos coinciden en que, si hubiesen podido entrar en el vestuario del equipo europeo antes de jugar los individuales, “no habría dicho ni mú, me habría limitado a escuchar y aprender de ellos”, dice Jordi; “habría disfrutado del momento para quedarme con el recuerdo de haber estado allí, con ellos, pasase lo que pasase al día siguiente”, añade Hortal; el más observador, Oriol, afirma que “simplemente miraría cómo actúan y se comportan, ahí es donde se aprende de la actitud de un jugador”; y el único que se atrevería a abrir la boca sería Velasco, “para decirles que son unos verdaderos héroes”.

En cuanto a los equipos, todos ellos coincidían en la igualdad, en que iba a ser una Ryder muy reñida, donde los factores clima, apoyo del público y gestión del capitán iban a ser claves para la victoria.

Y así fue: esos tres factores estuvieron del lado europeo y no del americano, lo que unido a “la pasión que transmiten –afirma Oriol-, hace que Europa gane por ser un gran equipo que vive por y para la Ryder”. Velasco resalta el gran compañerismo que se respira: “los rookies han tenido un gran protagonismo en ambos equipos, pero McGinley supo escoger los emparejamientos para transmitirles la mentalidad adecuada para ganar, el capitán hizo un trabajo excelente”.

Finalizada la Ryder Cup, cargados de energía, regresan a sus respectivos circuitos, estos cuatro jugadores concretamente están ya en Roma para rematar la temporada en los primeros puestos del ranking y dar el salto al Tour. Y todos ellos, afirmando unánimemente que soñar es gratis, y que por qué no un día podrían estar ellos también ahí.