(Serial para despedir 2019. Nuestros profesionales nos cuentan su peor y mejor momento del año. Del subidón, al tierra trágame. Hay de todo, como en botica).
Mario Galiano ha firmado otra temporada muy movida, alternando su presencia en el PGA Tour Latinoamérica con los torneos del Challenge Tour donde ha tenido entrada. El golfista malagueño, criado en Guadiaro, seguirá en 2020 en el Latinoamérica con el gran objetivo de lograr, al menos, la tarjeta del Korn Ferry Tour Americano. A la tercera va la vencida, piensa el golfista andaluz. Mientras, con tanto trajín, torneo y viaje, lógicamente, hay tiempo para tener una y mil anécdotas. Todas, como siempre, con un toque de humor…
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Subidón:
He tenido bastantes momentos graciosos con Mateo, que ha sido mi caddie durante una parte del año. Nos conocemos bien y bromeamos mucho incluso durante las vueltas. Por ejemplo, siempre que iba al búnker teníamos la misma coña. Yo le decía, “uf, Mateo, qué difícil es esta sacada, ¿no? ¿tú crees que la haré bien?” Y él, que sabe que suelo sacar muy bien de búnker, me miraba y nos reíamos mucho… Cuando os digo que lo hacíamos siempre es que era siempre.
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Así ocurrió en un torneo del PGA Tour Latinoamérica. Llegamos al último hoyo y necesitábamos un birdie para pasar el corte. Era un par 5. Pegué un hierro 2 desde la calle y la bola terminó, cómo no, en la trampa de arena. De camino al green le dije a Mateo: “¿crees que hay alguna opción de que no hagamos birdie desde ahí?”. Y me respondió: “Ninguna”. Y lo hice.
Y en Cañuelas, en una de las rondas, en el hoyo 9, teníamos que hacer un globito para salvar el par y Mateo, que sabe que estos golpes también me salen bien, me dijo, tranquilo Mario que aquí no hay ningún problema… Y tanto, por la metí…
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Recuerdo también en el Abierto de México, en Tijuana, con unos aficionados improvisados. A la derecha del hoyo 1 está el hotel donde nos quedamos los jugadores. Es gigante, con unas 25 plantas. Una mole que sabes que está ahí, pero en la que tampoco te fijas mucho.
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Pues bien, me acuerdo que pegué el segundo golpe y, de repente, se oye a todo trapo a dos tíos desgañitados gritando: “in the hole”. Vamos, que yo y mi caddie nos asustamos. ¿Eso qué es? Miramos hacia el hotel y en uno de los balcones estaban mis amigos Tommy Cocha y Juan Álvarez, argentino y uruguayo, que esa semana no habían pasado el corte… Nos reímos mucho. Fue un golpe muy bueno, aunque luego fallé el putt…
Tierra trágame:
El peor momento del año fue en la Escuela, en el hoyo 18 del último día, en semifinales. Tenía que hacer birdie para pasar a la Final de la Escuela y fallé la salida. Se me vino el mundo encima, sabiendo además que había estado toda la semana a punto de pasar, jugando muy bien, pero sin meter ninguna en los greenes. Cuando fallé la salida supe que ya no tenía opciones de hacer birdie y fue un momento bastante duro. Desgraciadamente recuerdo más los momentos negativos que lo bueno… y eso es algo que quiero cambiar para el próximo año.
