(Serial para despedir 2019. Nuestros profesionales nos cuentan su peor y mejor momento del año. Del subidón, al tierra trágame. Hay de todo, como en botica).
Samuel del Val ha tenido un año 2019 inolvidable. Primero por la experiencia, valiente, de jugar en el PGA Tour China, después por la cantidad de horas que ha pasado entre aviones y aeropuertos para poder compaginar su circuito principal con el Challenge Tour y el European Tour. Y tercero por esa semana para enmarcar en el Mutuactivos Open de España, donde se ganó el aplauso y el cariño de la afición con una actuación memorable, acabando en la tercera posición. Tantas millas de golf dan para mucho y el golfista de Vizcaya lo cuenta de maravilla. Nos situamos en Madrid y en China…
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El subidón:
Está claro que tengo que decir que fue la semana del Open de España, un torneo muy especial para mí. El momento de mayor subidón diría que fue el sábado. No estaban jugando bien, fallando muchas calles y greenes, pero amarrándome al campo con uñas y dientes. Llevaba la vuelta alrededor del par en el hoyo 14 y desde el centro de la calle pegué un push a la derecha, a la grada. Pensaba que igual estaba en el búnker, con la bandera al fondo a la izquierda, justo antes del piano que baja al fondo de green… Sin embargo, cuando estoy llegando al green, todo el mundo me empieza a decir, no, no, más adelante… Y yo, pero cómo más adelante si además he pegado un palo menos para tener el green cuesta arriba… No me lo creía.
Cuando llegué a la bola, estaba pegada a un árbol, con el pelo en contra, en la cuesta abajo, con toda la espina del piano en medio porque la bandera estaba a nada, un metro antes del piano… Y sí, con el búnker también afectando. El panorama era tétrico. Me dije, qué hago aquí. Estaba ante uno de esos golpes que igual te sale uno de cada diez. Pero la vedad es que lo hice con mucha confianza y no la metí de milagro. Fue un golpe espectacular y un subidón increíble que tuvo continuidad en el siguiente hoyo.
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En el 15, con la bandera al fondo y desde el rough, la boté a altura del hoyo, me salió un poco ‘flyer’, y me fui al fondo, sin espacio apenas para hacer el golpe de recuperación, cuesta abajo, desde el segundo corte… Tremendo. Sin embargo, hice un chip increíble y la metí. Fue otro subidón. Dos birdies en dos momentos muy complicados. Uno está pensando en ver si salva el par sin sufrir mucho y, por contra, llegan dos bonus. Con tanta gente apoyándote y meter ese chip, cómo te apluaden y gritan, es increíble.
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Eso sí, el subidón duró poco. Justo hasta que llegué a la calle del 16 y vi la tabla de resultados del grupo de delante, donde iba Rahm… Ya nos sacaba cinco o seis golpes a Rafa y a mí.
Tierra trágame:
Lo tengo muy claro. Fue jugando el PGA Tour China, en el Topwin Golf Club, donde se juega también el Volvo China del European Tour. El tercer día por la tarde me intoxiqué con la comida, algo habitual en China, pero esta vez fue brutal. Pasé la peor noche de mi vida, no pude dormir.
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Arrancaba del puesto 21º el domingo, pero no estaba para jugar. No dormí, no comí en toda la noche, ni la tarde anterior y realmente no podía ni moverme. Llamé al Tour y me dijeron que si me retiraba el dinero no me contaba para el ranking y ya sabemos todos lo que me pasó en el 2017, cuando me quedé cortó de jugar los playoffs del PGA Tour por 127 dólares, así que me dije, voy a intentar como sea ir al campo a jugar. Y si no puedo, me retiro.
No tiré una bola, ni un swing de prácticas, ni un putt y llegúe al 1 sin fuezas. Empecé con seis bogeys en los siete primeros hoyos. Además, en el 7 empezó a llover y me sentía tan mal que ni siquiera saqué el paraguas. Ahí pensé que no bajaba de noventa…
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Aunque, como en el caso del subidón, el tierra trágame duró poco porque sucedió un milagro. No sé cómo pero pude acabar al final al par del campo ese día y finalicé como empecé el último día, en torno al top 20. Esa sensación de que, ojo, que hoy puedo hacer 90 golpes, es un tierra trágame muy serio.
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