Inicio Grandes Circuitos PGA Tour 33.000 toneladas de arena para cortar las alas a los bombarderos

33.000 toneladas de arena para cortar las alas a los bombarderos

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El 11 de febrero de 2019 se cerraron las puertas del Plantantion Course de Kapalua, en Maui (Hawái), y se le entregaron las llaves a Ben Crenshaw. El doble ganador del Masters de Augusta y uno de los diseñadores de campos más reputados del momento había recibido el encargo de modernizar y apretar las tuercas a la casa del Sentry Tournament of Champions.

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El pasado 23 de noviembre se volvía abrir al público. Este jueves, cuando arranque el primer torneo de 2020 del PGA Tour, el mundo podrá comprobar los resultados de nueve meses de intenso trabajo y nada menos que 12,5 millones de dólares de inversión. El propio Crenshaw ha calificado este proceso como una revitalización, un refinamiento del recorrido, aunque algunos de los que ya han tenido la oportunidad de jugarlo consideran estos calificativos algo modestos. Dustin Johnson disputó una ronda de prácticas el 26 de diciembre y aseguró que se ha ido un poco más allá. “Me encanta lo que han hecho, pero definitivamente está más duro y más complicado”, afirmó.

El objetivo del PGA Tour y la propiedad del campo ha sido cortar las alas, al menos un poco, a los grandes bombarderos. Kapalua ha sido siempre el paraíso soñado por los grandes pegadores. Podías soltar amarras a gusto desde el tee que prácticamente nunca tenías grandes problemas para pegar a green. Eso ahora, con la mano de Crenshaw, ha cambiado un poco.

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La principal obra que se ha llevado a cabo en el recorrido ha sido la sustitución de la hierba y la reconstrucción de los greenes. Se ha plantado en todo el campo una variedad de bermuda llamada Celebration y las plataformas de las banderas se han suavizado. Se han creado nuevas posiciones y se ha eliminado cierto movimiento que en algunos hoyos anulaban la posibilidad de poner banderas prácticamente en más de medio green. Para conseguirlo se han necesitado más de 33.000 toneladas de arena procedentes de la vecina Oahu.

Los greenes que más han cambiado son el 6, el 10 y el 13. Son algo más planos. Mientras que el 7 y el 15 han reducido su tamaño. El objetivo de estos ‘refinamientos’ ha sido crear un campo más estratégico, dar más importancia al segundo golpe. “Ya no se trata sólo de pegar una bomba desde el tee, sino que hay que analizar bien dónde quieres que aterrice la bola pensando en el segundo golpe”, asegura uno de los responsables del recorrido hawaiano.

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El campo sigue siendo un par 73 de casi 7.600 yardas, pero hay algunos hoyos que han cambiado mucho. Quizá los dos más significativos son el 3 y el 10, pares 4. Antes, Dustin Johnson pegaba de segundo un wedge a green en ambos casos, sin embargo, ahora, con un tee nuevo 40 yardas más atrás y una calle que recibe cuesta arriba, necesita un hierro 6 a green. Ojo, eso Dustin Johnson, uno de los pegadores más largos del mundo, sino el que más. La modificación es sustancial. También se han colocado nuevos búnkers de calle en el 5 y en el 16 y se han movido otros con el objetivo de complicar un poco más la vida desde el tee.

Pues tendrá que ser en 2020 cuando se rompan las dos maldiciones…

Es el mismo campo de siempre, pero con un alma completamente nueva. Nadie se atreve a apostar ahora mismo a favor de que alguien pueda igualar el récord del campo establecido en 62 golpes, curiosamente el registro que Xander Shauffele logró el año pasado en la última ronda para ganar el torneo.