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Omega European Masters | Primera jornada

A lo mejor Jan Squire intuyó que esta vuelta de Cañi no se la podía perder…

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Alejandro cañizares y su caddie Jan Squire en una foto de archivo. © Golffile | Eoin Clarke
Alejandro cañizares y su caddie Jan Squire en una foto de archivo. © Golffile | Eoin Clarke

La primera jornada del Omega European Masters ha finalizado con Alejandro Cañizares (-8) como colíder, junto al sudafricano Thriston Lawrence (-8), ambos encuadrados en el turno matutino. Y hay que señalar que las extraordinarias señales emitidas por la Armada española en ese turno se han prolongado razonablemente en el vespertino. Así, al finalizar el día resulta que los jugadores españoles copan la zona caliente de la tabla.

Ademas del coliderato de Cañí hay que significar el tercer puesto de Eduardo de la Riva (-6), perfectamente complementado con la presencia de Nacho Elvira y Santi Tarrio en el top ten del torneo, seguidos de cerca por Jorge Campillo (-4) y Gonzalo Fernández Castaño. En total, hasta seis españoles dentro del top 20 después de la primera jornada, un acontecimiento nada habitual, aunque deba celebrarse con moderación, con 54 hoyos por delante. También han jugado por debajo del par Álvaro Quirós (-2), Carlos Pigem (-2) y Adri Arnaus (-1). La canana, como se ve, va bien provista de cartuchos…

Hacía mucho tiempo que Cañi no se sentía así en un campo de golf. Así de bien, se entiende. “He conseguido ir muy enfocado en el objetivo, y no en el swing. He estado muy bien mentalmente, en el presente en cada momento, que es lo que estoy intentando hacer: no irme hacía atrás o hacia adelante con la mente”, explica el jugador.

Y el caso es que la semana y el día no habían comenzado de la mejor manera, ya que su caddie, Jan Squire, se había sentido mal durante los días previos al jueves, débil, realmente tocada, y hoy por la mañana el panorama no había mejorado demasiado. Hay que pensar que el recorrido del Crans-sur-Sierre Golf Club no es precisamente el mejor como para andar justito de fuerzas o energía, pues se trata de un campo con muchas cuestas y desniveles, que además está a 1.500 metros de altitud. “Yo no lo veía nada claro, pensé que ella no iba a poder, pero ahí ha estado. Y me ha ayudado mucho, porque me conoce muy bien”, explica el andaluz. Quién sabe, quizá Jan apretara todavía más los dientes intuyendo que esta vuelta de su jefe no se la podía perder…

Jan le ha ayudado, por ejemplo, cuando los birdies iban cayendo uno detrás de otro y hacían acto de presencia los malditos nervios, seguramente provocados por las expectativas. “Cuando uno lleva tanto tiempo sin jugar de esta manera y de repente todo fluye así, es normal que puedan aparecer los nervios. Pero la verdad es que hemos gestionado muy bien la situación y hasta he terminado con dos pares buenísimos en los hoyos 17 y 18”.

La ‘excursión’ del 18, en efecto, merece comentario aparte. Cañi pegaba muy a la izquierda y su bola, después de rebotar en los árboles, terminaba en el fairway del hoyo 10. Desde allí, planeaba un golpe casi con slice, para entrar por la derecha del green y evitar el obstáculo de agua, pero la bola apenas abría y terminaba por ese lado derecho, pero a casi cuarenta metros del green, después de pegarle a una chica en el brazo… Desde allí, un aprochito de seda y el par dado. Acto seguido, tocaba un abrazo sentido con Jan, que llegaba hasta allí con la lengua fuera, exhausta, pero feliz.

La lucha de Cañi, por tanto, se centra en mantenerse en el presente. Y en no hurgar en el baúl de los pensamientos técnicos mientras se está compitiendo. “Estoy muy contento y con muchas ganas de seguir con lo mío. Aunque suene aburrido y típico, es lo que es: el golpe más importante sólo es el siguiente, así que ahora ya sólo debe importarme el golpe de salida del hoyo 10, que es por donde salgo mañana”, concluía.

Resultados en director del Omega European Masters