Adri Arnaus (-10), Lucas Bjerregaard (-10) y Matthieu Pavon (-10) se han impulsado hasta lo más alto de la clasificación del Portugal Masters, una vez finalizado el turno matutino de juego de la segunda jornada y, obviamente, a la espera de ver de lo que es capaz Nino Bertasio en el turno vespertino después del 61 que entregaba ayer, jueves. El danés, ganador de este torneo en 2017, ha firmado hoy un 65, mientras que el español se quedaba en 67 golpes, ambas tarjetas sin un solo borrón. Pavon, por su parte, se disparaba hasta los 64 golpes, así que más bien poco le habrá importado su solitario bogey en el hoyo 13…
El caso de Arnaus es algo más que serio, pues acumula ya 36 hoyos sin bogeys. No es un hecho insólito en el Dom Pedro Victoria Golf, desde luego: el inglés Steven Brown, por ejemplo, ganaba en 2019 con un solo bogey en los últimos 54 hoyos. Y esta mañana se han visto también un buen puñado de tarjetas inmaculadas. Pero tampoco se regalan, oiga usted, como bien puede suponerse.
Una pregunta tonta: ¿si trasladáramos a un jugador de golf la esencia futbolera de Gerd Müller, el mítico delantero del Bayern y la selección alemana, recientemente fallecido, qué nos llamaría más la atención? Sin duda alguna, la capacidad de dicho jugador para enchufar con regularidad y eficiencia extrema esos putts que van del metro a los dos metros de distancia. Eso era Gerd Müller, por encima de todas las cosas: no erraba casi nunca esas oportunidades aparentemente claras. La que tenía, iba para adentro. El ‘killer’ teutón no ha pasado a la historia como uno de los más grandes, pero cualquier entrenador, de cualquier época, desearía tenerlo en su equipo. ¿Cuántos putts desde esa distancia que va de los tres a los siete pies (de los 90 centímetros a los 2,15 metros) se embocan cada día? Muchísimos, está claro. Pero también se fallan más de lo que parece: la temporada pasada (2020-21), en el PGA Tour y en la estadística de putts convertidos desde siete pies de distancia, la media del circuito fue de 61,64 por ciento, o lo que es lo mismo, se fallaron de media casi cuatro de cada diez putts desde esa distancia…
Hoy, Arnaus ha sacado en la alineación al mejor Müller. Hasta ocho veces, que se dice pronto, ha pateado el catalán desde distancias que iban de los noventa centímetros a los dos metros largos, y ha arrojado un ciento por ciento de acierto. Todos dentro. Algunos para birdie, como en los hoyos 12, 18 y 2 (salió a jugar por el 10); y otros muchos para salvar pares oportunísimos, como así ocurría en los hoyos 11, 13, 15, 6 y 7, con especial mención a este último, en el hoyo 7, desde más allá incluso de los siete pies y en la recta final de la ronda.
Por lo demás, Arnaus no ha sufrido casi nada desde el tee, con la bola siempre en juego, aunque no estuviera en calle. Muy sereno y con las ideas muy claras. A su lado, por cierto, el inglés Oliver Fisher (+1) fallaba el corte precisamente por no llevar a Müller en el ‘equipo’, ya que fallaba hasta cuatro putts de menos de metro y medio por la segunda mitad del recorrido… Blanco y en botella. Como diría Vujadin Boskov: “fútbol es fútbol”.
