Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Bertasio y Anglés: gozos impúdicos y sutiles
Crónica del turno matutino de juego de la primera jornada del Portugal Masters

Bertasio y Anglés: gozos impúdicos y sutiles

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Nino Bertasio (-10) ha venido hoy de otro planeta en vuelo supersónico directo a Vilamoura. El italiano firmaba esta mañana una tarjeta de 61 golpes y lidera el Portugal Masters con una ventaja sideral de seis golpes sobre sus inmediatos perseguidores, entre los que se cuentan los hermanos Hojgaard, Rasmus y Nicolai, y Padraig Harrington. Sí, sí, seis golpes. Prueba inequívoca de que Bertasio ha jugado a otra cosa en el Dom Pedro Victoria Golf course. Es verdad que este campo suele abrir la mano, tal y como demostraba Oliver Fisher hace unos años con aquella vuelta histórica de 59 golpes. Pero tampoco vayamos a engañarnos: el viento ha picado y molestado lo suficiente y no era el recorrido luso ninguna perita en dulce. Nino ha sido mucho Nino.

No en vano, el italiano ha cerrado hoy la mejor vuelta de su carrera y en 159 torneos en el circuito europeo. Queda, por tanto, declarado oficialmente como candidato principal al triunfo, que sería el primero del italiano en este circuito. Ha sido ‘uno de esos días’, que diría un anglosajón. Bertasio remataba con seis birdies en los últimos siete hoyos, gustándose a cada paso. Como suele ocurrir en estos casos, realmente lo ha hecho todo bien: hierrazos apoteósicos que dejaban los birdies dados o casi dados, putt de media distancia que iban adentro, putts de larga distancia que también… En fin, uno de esos recitales que el protagonista desearía prolongar hasta el inifinito. Una de esas contadas jornadas de golf en las que prácticamente cada tiro calca el diseño previo que el jugador ha realizado en su cabeza. Un día de gozo ancho y grosero, impúdico.

Pep Anglés (-3) también ha gozado, pero de un modo más sutil. Y habría que echar a pelear vueltas como la de Bertasio y la del español, a ver cuál tiene de verdad más enjundia. No se altere nadie, porque no se trata de hacer de menos a un señor 61, sino de valorar en su justa medida, que es muy alta, el hecho de firmar una tarjeta de 68 golpes justo el día en el que, por ejemplo, el driver se ha levantado con el pie cambiado y cuesta un mundo ponerla en calle. Ni siquiera en un campo como el de esta semana se libra uno de unos cuantos borrones cuando anda escribiendo con renglones torcidos desde el tee, o de terminar perdiendo el hilo a la jornada y quién sabe si al torneo.

Pep tiene talento más que suficiente para inventar buenos tiros desde fuera de posición. Hoy lo ha hecho, porque, además, ahora se siente muy a gusto en el campo de golf, incluso en los días que vienen de perfil. “El driver tenía hoy un día tontorrón, pero ahora vamos a la calle de prácticas y lo arreglamos”, señalaba justo después de entregar la tarjeta, satisfecho y consciente del valor que puede llegar a tener un registro de este tipo en el día malo de la semana. De momento, Pep mantiene vivo el sueño de salvar una temporada que parecía hace nada muerta y sepultada, aunque nadie le verá haciendo cuentas, precisamente para mantenerse todo lo sereno y positivo que hoy se le ve.

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