El jueves a las 7.30 de la mañana Adri Arnaus estaba en el tee del hoyo 1 del Stadium course. Aún no le tocaba jugar, pero se acercó para apoyar el golpe de honor de Antonio Garrido. Era el homenaje del DP World Tour a sus cincuenta años de historia, al primer ganador del European Tour. Ahí empezaba un círculo en el Arnaus seguro que ni pensaba…
En España se jugó el primer torneo del Circuito Europeo en abril de 1972. Fue en Girona y ganó un español. Hoy cincuenta años después, justo la semana que se celebraba ese medio siglo, también en Girona, vuelve a ganar un español. Victoria de Adri Arnaus. Parecía que la historia estaba escrita. Un círculo maravillosamente perfecto.
Arnaus ha abierto por fin la lata. Su primera victoria. La que tanto tiempo llevaba esperando. Con la que tanto tiempo venía amenazando. La que todo el mundo sabía que antes o después iba a caer. Por fin ha caído. Atrás quedan esos cinco segundos puestos en los últimos tres años y medio. Atrás quedan esos dos desempates perdidos ante Pablo Larrazábal en Sudáfrica y Rafa Cabrera Bello en Madrid. Arnaus ya puede decir alto y claro que es campeón del DP World Tour.
Y lo ha hecho en casa, donde reside en verano, en Girona, y en su campo, en el PGA Catalunya, donde más sesiones de entrenamiento realiza cuando está en España. Lo ha hecho rodeado de amigos, familiares y esa hinchada particular de la doble A que lo acompaña allá por donde juega. Ha ganado además en el desempate, esa muerte súbita donde había claudicado ya en dos ocasiones. Adri seguro que ha resoplado de alivio cuando ha visto que, al menos, no se la jugaba con un español. Su rival en esta ocasión ha sido el sudafricano Oliver Bekker.
Arnaus se ha metido en el desempate con una vuelta de golf sublime. Ha firmado 65 golpes en una condiciones nada fáciles. Ha soplado el viento todo el día, ha cambiado de dirección, ha subido y ha bajado la temperatura. Ha sido una jornada muy complicada y Adri ha lidiado con ella con maestría y, sobre todo, con templanza. Tenía un plan y no se ha salido de él ni un milímetro.
Ha entregado una tarjeta sin bogeys con tres momentos claves. El primero ha sido el eagle del hoyo 12. Ahí ha sido cuando realmente se ha visto con opciones de ganar. Después ha hecho un par crucial en el hoyo 13. Ha metido un gran putt de dos metros. Su birdie en el hoyo 16 ha sido decisivo. Tercer momento. Sólo se habían hecho seis hasta ese momento en ese hoyo, que hoy se jugaba con viento en contra. Ha metido un putt de fábula de unos cinco metros rompiendo al final a la derecha cuando parecía que se escapaba por la izquierda.
Ese gran final de Arnaus, con otro par muy bueno en el 17, metiendo un putt tenso de metro y medio, colocaba un resultado de -11 en la clasificación muy exigente para los que venían por detrás. Hasta la explosión de Adri, el torneo apuntaba a mano a mano entre Oliver Bekker y Laurie Canter. El inglés fue el primero en tomar el mandó con un arranque estratosférico. Hizo dos birdies y un eagle en los primeros tres hoyos. Impresionante. Sin embargo, después se ha ido imponiendo la consistencia de Bekker.
Canter era una montaña rusa que terminó por sacar la bandera blanca en el hoyo 17 fallando la calle por la izquierda. El sudafricano, por contra, sufría, pero aguantaba. Dejó de hacer birdies a partir del hoyo 7, pero se iba a agarrando con todo lo que tenía. Un bogey en el 16, curiosamente donde Arnaus había hecho el birdie, lo colocaba también con -11. Fue ahí cuando salvó un par antológico en el 17. Falló la calle y tuvo que jugar corto. Su wedge fue increíble. A medio metro para par.
Arnaus y Bekker se la jugaban en el desempate. Fue muy largo y muy duro psicológicamente. Jugaron cinco veces el hoyo 18. Hoy el viento ayudaba y no era fácil ni hacer el birdie, ya que la posición de bandera estaba muy apretada, ni fallar con bogey, puesto que no estaba tan largo como días atrás. Cinco veces lo jugaron y cinco veces lo empataron con par. De hecho, ninguno tuvo una clara oportunidad de ganar. Eran siempre putts de media o larga distancia para birdie. Más larga que media.
Finalmente, en el hoyo 17 se decidió el torneo. Arnaus pegó dos golpes majestuosos. Salió con el hierro 2 y después encajó un hierro 7 descomunal. Picó exactamente donde lo habían calculado y se dejó un putt de birdie de metro y medio. Se le escapó ese putt de birdie, pero el par fue suficiente para amarrar su primera victoria en el circuito europeo. Bekker falló la salida al rough, su segundo golpe se quedó justo fuera de green por la izquierda y no pudo hacer approach y putt.
Victoria merecida para Arnaus. Puños apretados. Máxima felicidad. Un sueño hecho realidad. En su casa, con su gente, en el desempate… No se puede pedir más para un final de cuento.
