– Kisco, como le conoce todo el mundo, no quiere mirar. Agacha la cabeza, se tapa la cara y empieza a rezar todo lo que sabe. Kisco es Francisco Pérez. Pero todo el mundo lo conoce por Kisco. Es el caddie de Ángel Hidalgo. Una pareja que podríamos calificar de explosiva.
Hidalgo está en el hoyo 18. Su golpe de salida no ha aguantado la calle y se ha metido en el rough de la derecha. Sitio feo. En pendiente. La bola está mucho más alta que los pies. Tiene 179 metros a la bandera y una enorme hilera de enormes árboles justo delante. No tiene tiro a green directo. Son los golpes que le van a Hidalgo…
Ángel se pone a mirar hacia arriba y descubre un hueco… Un hueco que sólo ve Ángel. Le pregunta a Kisco. «¿Tú ves el hueco que yo veo?». Kisco le dice que sí. En realidad, le da la razón como a los locos, ya que no ve hueco ninguno. «Yo no lo veía, pero conozco bien a Ángel y sé que él ve huecos que no ven los demás. Lo último que quería ahí es decirle que no veía el hueco y quitarle confianza…», se explica. Pero no quiere mirar…
Ángel pega el golpe. Del impulso y debido a la pendiente da dos pasos a atrás. La bola sale muy bien, pero Kisco sólo mira para abajo. «Me veía haciendo las maletas», confiesa. Estaba convencido de que en algún momento iba a escuchar rama o algo bastante peor…
Hidalgo la mete en un hueco mínimo que hay entre los árboles y las casas de la derecha que dan al green del hoyo 18. El golpe tiene su miga. Está con +2 y como mínimo tiene que hacer el par para pasar el corte. Tampoco el +2 es seguro…
Lo que pega es un hook del terror con un hierro 6… ‘Cuadraos’, los tiene ‘cuadraos’, piensa el respetable conteniendo el aliento. La bola sale, Kisco no escucha rama alguna, ni casa, ni nada… «¿Está girando a la izquierda?», le pregunta Ángel. «Y yo qué sé, prefiero no mirar…», le dice Kisco.
El golpe es sublime. La deja a cinco metros del hoyo, con un putt cuesta abajo que mete para acabar con un birdie antológico. La próxima semana le llega la nueva inscripción que le ha puesto a su wedge: «Seve Time». Pues sí, justo a tiempo.
– Adri Arnaus ha tenido un día muy duro en la oficina. Ha hecho 76 golpes y ha caído al par, a siete golpes del liderato. Su reacción al acabar el día, sin embargo, es fabulosa. No tarda ni cinco minutos en encajar el golpe y prepararse para la remontada. Da gusto. “Ha sido como un mal sueño, una tarde en la que no acababan de cuajar las cosas, de repente el swing se ha ido, casualmente, y obviamente no es el mejor sitio para que esto pase. En el momento que empiezas a estar un poco desorganizado los hoyos se hacen largos. Y por otro lado, la parte buena es que en los hoyos que sí que he jugado bien, veo el campo asequible así que vamos a centrarnos en eso, en que si juego bien puedo hacerle daño al campo y eso intentaremos hacer el fin de semana”. Enorme.
– Fabrizio Zanotti ha fallado el corte… Y sí, es noticia. De las gordas. El paraguayo llevaba quince torneos seguidos jugando los cuatro días. Ayer hizo magia para sacar un 71 cogiendo únicamente siete greenes, pero hoy la vuelta ha saltado por los aires. De nuevo ha cazado sólo siete greenes y se ha hecho un seis sobre par que lo deja fuera del corte. Eso sí, que le quiten lo bailao. Su último corte antes de esta semana fue el British Masters del año pasado. Tremendo.
– Jorge Campillo ha fallado sólo tres greenes y ha cometido tres bogeys. En cierto modo es la historia de los últimos torneos. Cuando juega bien no consigue sacar todo el rendimiento y cuando juega mal lo lucha hasta la extenuación y suele salvar las rondas. No hay mucha diferencia en cuanto a resultado de un día a otro. Pero sigue estando cerca. Son ya seis cortes seguidos y eso no es una casualidad.
