Inicio Grandes Circuitos DP World Tour Campillo acaba segundo por detrás de un ciclón
victoria de burmester en el tshwane open tras firmar siete birdies en los diez primeros hoyos de la ronda final

Campillo acaba segundo por detrás de un ciclón

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Jorge Campillo.
Jorge Campillo.

Dean Burmester (-18) ha estrenado su palmarés victorioso en el circuito europeo. El sudafricano de 27 años desataba un ataque desaforado, violentísimo, en el inicio de la ronda definitiva del Tshwane Open, con tres birdies en los tres primeros hoyos, y dejaba apalancados a los otros candidatos. Hay que ver cómo es el golf: en el hoyo 1 Burmester dejaba la bola a 15 metros del hoyo y la enchufaba, transformando en un trampolín de campeonato lo que en realidad era una situación en la que debía cuidarse muy mucho de no comenzar con tres putts y bogey. A partir de ahí se dejaba dados los birdies en los hoyos 2 y 3…

El efecto del torbellino sudafricano fue demoledor. Varios de los candidatos al inicio de la jornada (Jamieson, Bjork, Fisher, Morrison o Aiken) ya no se recuperarían, aún más apretados y exigidos cuando vieron que Burmester no levantaba el pie del acelerador, hasta llegar a firmar siete birdies en los diez primeros hoyos. Aquello sí que era la tormenta perfecta, y no la que andaba por las inmediaciones del Pretoria Country Club, vomitando truenos…

Otros como el español Jorge Campillo (-15) o, sobre todo, el finés Korhonen (-15) fueron capeando el temporal como buenamente podían. Campillo, compañero de partido de Burmester y, por tanto, testigo directo de la exhibición del pegador sudafricano, se iba rehaciendo con birdies en los hoyos 6 y 9, aunque se dejaba otras opciones  por el camino que hubieran incomodado un poco más a su rival, sobre todo las de los hoyos 5 y 8, desde algo más de dos metros la primera y desde unos cuatro la segunda. Era como si el cosmos se hubiera puesto de acuerdo para dejar el camino expedito a Burmester. Él lo metía todo y los demás marchaban a remolque y con la lengua fuera…

Un bogey del extremeño en el hoyo 10, donde se fue por detrás del green después de haber pegado un golpe muy agresivo que iba a por el trapo (¿qué otra cosa podía hacer?), acompañado del consiguiente birdie de Burmester, terminaba de dejarlo fuera de la lucha por la victoria.  A partir de ahí, no obstante, había que mantener la cabeza fría y pensar en otros objetivos, el segundo puesto, para empezar. Y eso es lo que hizo el español, que además encontraba en el tercio final de la vuelta su mejor toque con el putt.

Lo más importante, y aunque a veces los gestos del español lleven a confusión, es que Jorge ha disfrutado una barbaridad metido en la pomada. En el tee del 18 aún se agarraba al driver con la esperanza de firmar un eagle postrero que complicara un poco más las cosas al campeón (era casi imposible: salía con tres golpes de ventaja) y, en definitiva, se ha demostrado a sí mismo que puede con la presión, aunque el putter no anduviera muy caliente de inicio. Cada  vez está más cerca del top-100 mundial, uno de los objetivos del año (mañana se situará en torno al puesto 123º), cuyo asalto bien pudiera intentar la semana que viene en la India… Nos reafirmamos en lo dicho hasta la fecha: el día que consiga su primera victoria entrará en una dimensión totalmente distinta. De momento, hay que seguir esperando un poco más, pero este tipo de experiencias, como la de esta semana en el Tshwane Open, valen un potosí.

Pep Anglés (-5), por su parte, cerraba la semana con una gran tarjeta de 66 golpes que le hacía ganar casi treinta puestos. El catalán suma y sigue. Y tiene mucho valor lo que está haciendo este joven jugador en el arranque de su temporada de novato en el circuito europeo. En tres semanas cumplirá 24 años y su futuro a corto, medio y largo plazo no puede resultar más esperanzador.