Por sencillo o manejable que a veces parezca el recorrido del Karen Country Club, sede keniata de los dos torneos del circuito europeo que se disputan de manera consecutiva en tierras africanas, tampoco parece muy normal que un jugador arroje en cinco rondas (las cuatro del Kenya Open y la primera del Kenya Savannah Classic) una media de 65,4 golpes en este par 71. Estos son los números del sudafricano Justin Harding, cuya actuación, más que un festival o una exhibición, comienza a parecer un abuso. Ganaba el domingo pasado y hoy martes vuelve a ser líder. O colíder, para ser más exactos, junto a otros tres jugadores.
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Por pura estadística y atendiendo al carácter eminentemente puñetero del golf cabe esperar que tal media de golpes suba en los próximos días. Pero mientras ocurre o no, a ver si hay alguien capaz de sumar menos impactos que él y de cantar victoria el próximo viernes. El despliegue de Harding se está dando en todas las parcelas, desde todos los ángulos y en todos los sentidos, pero llama especialmente la atención su desempeño extraterrestre en los pares 4 más cortos del Karen Country Club, hoyos 7, 9 y 10. El sudafricano ha sumado tres eagles en cinco rondas y los tres han sido en estos pares 4 cortos. Hoy, sin ir más lejos, también pateaba para eagle en los hoyos 7 y 9 y la dejaba al borde de green en el 10 con su golpe desde el tee. Y en estas quince estaciones (estos tres pares 4 cortos en cinco rondas) arroja un balance de -14, una verdadera burrada.
Cuartero y Pigem demuestran que las comparaciones no siempre son odiosas
Alejandro Cañizares (-7) es el otro jugador que, junto a Harding, se ha aupado en el turno de tarde al coliderato que ya ostentaban Luiten y Sordet. Lo de Cañi la semana pasada había resultado extraño, pues se quedaba claramente fuera del corte después de sumar hasta ocho birdies en dos rondas, ya que cada vez que fallaba un golpe pagaba un precio excesivo, muy caro (hasta cuatro dobles bogeys). El asunto, no obstante, tiene su explicación: “la semana pasada jugué mal este campo. Me falló entender cómo jugarlo mejor para sacarle rendimiento y cometí errores por no administrarlo bien. Esta semana ya tengo más claro dónde quiero pegar, dónde arriesgar y dónde no”, señalaba hoy a Tengolf después de entregar la tarjeta.
Una ensalada de datos muy apetitosos que… no sirve para nada
Hoy, con un plan de juego mejor diseñado, ha sumado siete birdies y un eagle y, salvo en dos errores puntuales que le han costado sendos bogeys, ha marcado un ritmo tremendo de birdies desde el inicio de la vuelta, sin parar, como un martillo pilón. Además, enchufaba para birdie un largo aprochito rodado en el 18 (su hoyo 9 de la vuelta), cuando en realidad luchaba por salvar el par, y después embocaba un putt de más de doce metros para convertir el eagle en el 6.
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En general, la jornada ha sido más que buena para la Armada española. Al coliderato de Cañizares, así como a los buenos registros de Cuartero y Pigem por la mañana, se han unido otros arranques más que eficientes. Ahí está por ejemplo el 66 de Gonzalo Fernández Castaño (-5), que se ha quedado a sólo dos golpes de la cabeza gracias a un gran inicio y final de vuelta, con dos eagles incorporados en sendos tramos; o las tarjetas de 68 de Adrián Otaegui (-3) y Jorge Campillo (-3), que tampoco es ninguna mala manera de comenzar (tenemos a más de cincuenta jugadores en un margen de cuatro golpes con los líderes). Eso sí, mañana el corte se irá con toda seguridad a -3 y quizá llegue hasta -4 (ahora mismo ya está en -2), así que no está el asunto como para dormirse en los laureles, entre otras cosas porque el -21 con el que ganaba Harding la semana pasada se antoja ya, incluso, un poquito justo…
