– Ocurre casi cada año en el Portugal Masters: un buen puñado de jugadores llegan a los últimos seis hoyos del torneo en un margen de uno o dos golpes y todo se decide en ese inquietante tramo, en el que abundan las oportunidades (hoyos 14, 15 y 17, por ejemplo) y también una peliaguda toma de decisiones con la famosa ecuación de riesgo-recompensa en juego. Hasta ese punto, una vez consumido el hoyo 12, par 5, Nacho Elvira (-19) había cumplido fielmente con la primera parte del plan, que era la de meterse precisamente entre ese ramillete de candidatos llegados al último tercio de la ronda decisiva. Lo había hecho merced a un sobresaliente parcial de cinco menos hasta ese momento, pero tocaba rematar en la hora de la verdad…
Y en esa hora, la de la verdad, el cántabro estaba mucho más cerca de lo que finalmente ha indicado la clasificación. Quien no lo viera jugar ese último tramo de seis hoyos, bien pudiera pensar que en ningún momento tuvo opciones. Y no fue así. En realidad, Elvira jugó de tee a green de manera impecable y tiró seis putts de birdie para acabar, todos ellos razonablemente convertibles, con mención especial a las oportunidades que se fabricaba en los hoyos 14, 15 y 16, ninguna desde más allá de tres metros. Todos, salvo el del 16 e incluyendo otros más largos en los hoyos 13, 17 y 18, los tocó bien, pero no hubo manera. La bola lamía el agujero o bien levitaba por un costado…
Es bien cierto que Nacho hubiera necesitado un 62 para haber igualado el resultado ganador de Harrington y al final el golf da y quita a lo largo de los 18 hoyos. Pero también lo es que ese tipo de registros han estado a la orden del día esta semana en el Victoria Clube de Golfe y el juego del español perfectamente lo hubiera merecido. No sólo hoy, sino a lo largo y ancho de los 72 hoyos (sólo cuatro bogeys en la cuatro rondas).
Queda, por tanto, y a pesar de ese frenazo final, el buen regusto de haber visto a Nacho Elvira de nuevo en su mejor versión, tras fallar los dos cortes anteriores y justo ahora que nos metemos en las Series finales, donde él va a estar presente en todos los torneos (Turquía, Sudáfrica y Final de Dubai).
– Álvaro Quirós (-13) no ha salvado la tarjeta del European Tour. En ningún momento de la semana, en honor a la verdad, ha estado cerca del objetivo, que no era otro que meterse entre los cuatro primeros para tratar de alcanzar una plaza entre los 110 primeros de la Race. Sin embargo, ha emitido señales muy positivas que tienen que ver con la actitud. Con la determinación de ir golpe a golpe sin preguntarse en el campo por qué un disparo le ha salido mal o bien. En ese sentido el de Guadiaro se ha marchado más que satisfecho. Le queda trabajo por delante pensando en la Final de la Escuela, donde intentará recuperar un estatus menos comprometido. Hoy ha rematado el torneo con una buena vuelta de 65 golpes, seis menos en el día, para ganar casi treinta posiciones y caer con las botas bien puestas.
– Alejandro Cañizares (-13, vuelta de 69), Jorge Campillo (-11, vuelta de 72) y Eduardo de la Riva (-10, vuelta de 71) necesitaban una gran ronda final para ganar terreno, pero los tres terminaban perdiendo posiciones, incluyendo a Cañi, a pesar de haber firmado una tarjeta de dos menos en el día. Pero así estaban las cosas esta semana en tierras lusas: un resultado de cuatro menos apenas te permitía avanzar un poquito en la tabla…
– Sea como sea, De la Riva ha cumplido con el siempre complicadísimo objetivo de salvar la tarjeta del circuito en la última gran batalla. Llegaba con cierto margen, pero después hay que ponerse a jugar y cerrar las puertas a una jauría de jugadores en situación límite, lo que el catalán hizo desde el mismo jueves, sin prisa y sin pausa. De este modo se asegura por quinta temporada consecutiva una plaza con los mejores.
