– Un día duro en la oficina para la Armada española en la segunda jornada del Open de Sudáfrica, que no ha podido terminarse por culpa de una tormenta. Pablo Martín (+7) y Adrián Otaegui (+5) cerraban esta mañana su primera ronda, inconclusa el jueves, con sendos registros de 71, una menos. Eran buenas noticias para comenzar el día… Sin embargo, acto seguido ambos arrancaban con dos dobles bogeys la segunda vuelta, muy afectados por el viento que soplaba sobre el Glendower Golf Club. Aquello fue el principio de unos primeros nueve hoyos que lastrarían definitivamente su resultado.
– En el turno vespertino venían sufriendo Jorge Campillo, con un acumulado de +1 y seis hoyos por jugar en el momento de la suspensión, y Nacho Elvira, +2 a falta de siete hoyos y justo sobre la línea del corte. Ambos tendrán que acabar el sábado por la mañana y certificar a ser posible su pase a las dos últimas rondas. Realmente lo tienen en su mano y quizá las condiciones de juego sean mucho más propicias, incluso para meterse en faena de cara los últimos 36 hoyos.
– Más complicado lo tiene Borja Virto, que marcha +5, a tres golpes del corte y con diez hoyos por jugar. Pero el navarro venía pegando a la bola mucho mejor que el jueves, con un parcial de una menos en el día y aún puede dar la sorpresa. Eso sí, ahora debe afrontar los nueve primeros hoyos del recorrido, que es sin duda la mitad más complicada.
– El líder con las dos vueltas finalizadas es Keith Horne (-8), aunque Branden Grace ya ha igualado con su compatriota en cabeza, con un parcial de cinco menos en once hoyos, los que ha podido jugar antes de la tormenta. El Número 14 del mundo está imponiendo ya sus galones y cuando está fino poco le importa que sople un tornado…
– Andy Sullivan (+3), el defensor del título, sí ha terminado su vuelta con un registro de 72, par en el día, y tendrá que esperar a ver si su resultado entra finalmente en el corte. Ahora mismo está fuera. Tampoco le ha ido muy bien al líder del jueves, Jaco Van Zyl, que marchaba con un parcial de cuatro arriba en once hoyos… Tal y como ya se vio en las dos anteriores ediciones, este campo no perdona a quien pierde un ápice de ritmo o marcha a la desesperada.
