Hay días y días en golf. La frase puede estar a la altura del mítico no hay rival pequeño del fútbol. Sí, correcto. Es un topicazo de tomo y lomo. Pero hay veces, muchas, que los tópicos encierran grandes verdades. La tercera ronda de Rafa Cabrera Bello (-13) en el Thailand Classic ha sido uno de esos días de golf.
El gran Miguel Ángel Jiménez lo definió hace tiempo con ese estilo suyo intransferible. «Hoy se han movido los hoyos». Y punto. No hay mucho más que achacarse. Rafa, con una vuelta de 72 golpes, ha tenido una de esas jornadas ariscas donde la bola hace lo que sea necesario para no acabar en el hoyo. ¿Ha jugado mal? No. ¿Se ha metido en muchos líos? No. ¿Ha sido un día tonto de swing? No. Simplemente, los putts no han entrado.
El canario, con una vuelta de par en el moving day, se ha dejado mucho terreno. No ha dinamitado sus opciones de victoria, pero sí se le ha puesto muy cuesta arriba. Salía como líder en solitario y ha caído al octavo puesto, a cinco golpes de Thorbjorn Olesen (-18) y tres de Yannick Paul (-16) y Nicolai Højgaard (-16). La ventana está abierta, aunque para colarse este domingo necesitará un vueltón similar al del viernes. Sí, él ya lo ha hecho.
Puede que la tensión añadida de salir como líder el sábado, una situación a la que no está tan habituado últimamente el canario, también haya influido un poco en que el putter no se haya movido con la fluidez de ayer. Quizá se ha quedado corto del hoyo más veces de las que él hubiera querido, pero tampoco se puede calificar de desastre su rendimiento en los greenes.
Rafa tiene el análisis muy claro. «No entró nada. No conseguí coger carrerilla nunca, buenos tiros y buenas opciones, pero sin rematar. Tres sacadas de búnker malas también me costaron golpes. Lo demás, nada que objetar. Estuve paciente pero hoy no tocó premio. A ver qué pasa mañana que todo está a tiro», aseguró a Ten Golf poco después de firmar la tarjeta. La actitud, como ven, es impecable, y así es más fácil obtener el premio al día siguiente.
Realmente, Rafa se ha dejado buena parte del camino en tres hoyos, la secuencia del 10 al 12. Son tres de los cuatro más sencillos del Amata Spring, la media de resultados allí hoy ha sido de 11,62 sobre 13 (par 4, par 5 y par 4), o lo que es lo mismo casi 1,5 bajo par. Sin embargo, Rafa ha hecho +1. Son dos golpes y medio. Es la diferencia entre acabar con -13 o hacerlo con -15 ó -16. La noche y el día. Sólo con haber aprovechado un poco mejor ese tramo estaría mano a mano con la cabeza. Es el peor resultado del día en esta parte concreta. Sólo Thriston Lawrence y Axelsen hicieron también un parcial de +1.
En cualquier caso, como dice Rafa, la victoria sigue estando a tiro. No será fácil descabalgar a Olesen, un jugador al que nadie puede pillar con el pie cambiado esta semana, ya que hace tiempo que viene avisando. Está a punto de caramelo para volver a ganar, lo decíamos hace ya algunos torneos. Hoy ha firmado una ronda excepcional de 64 golpes, pateando como los ángeles. Tiene además un buen colchón.
Sea como fuere, queda mucho decidir. El campo se está jugando asequible, hay mucho birdie ahí, mucha vuelta muy baja y un montón de lobos a la estela de Olesen, golfistas con una capacidad enorme de ir bajo: Paul, Højgaard, Luiten, Wang, Valimaki o el mismo Whitnell.
En cuanto al resto de españoles, Pablo Larrazábal (-7) ha sido el mejor de los nuestros (70 golpes) en un sábado tirando a gris. Jorge Campillo (-1) ha sufrido un cuádruple bogey en el 9 que ha hecho saltar por los aires su vuelta y Adrián Otaegui (-6) y Alex del Rey (-4) no han conseguido encontrar el ritmo de birdies necesario.
