Adrián Otaegui (-16) ha levitado este sábado en Valderrama, hasta el punto de haber dejado el Estrella Damm Andalucía Masters algo más que bien encarrilado, puesto que mañana va a salir con seis golpes de ventaja sobre sus inmediatos perseguidores, Ángel Hidalgo (-10) y Joakim Lagergren (-10). Este barco todavía tiene que llegar a buen puerto y no es Valderrama un campo en el que uno pueda estar seguro de nada, pero es una evidencia que el triunfo número 200 del golf español en la historia del circuito europeo está mucho más cerca que hace unas horas o unos días.
Más allá del qué, ese imponente resultado del vasco (vuelta de 64 golpes, mejor registro del día), que lo dice casi todo, ha sido el cómo. Otaegui ha cazado 16 greenes en regulación y ha sumado hasta siete birdies sin patear desde más allá de los cuatro metros. Así, hasta el octavo birdie, que caía precisamente en el hoyo 18, donde tampoco pateaba desde mucho más lejos (cuatro metros y medio), no vayamos a creernos. Este dato habla con la suficiente elocuencia de la calidad de sus segundos golpes, porque además el español todavía se dejaba por el camino otras buenas ocasiones, como aquella en el hoyo 10, desde menos de tres metros, o sobre todo esa otra en el 15, par 3, después de pegar uno de los golpes del día, desde apenas un metro y medio…
“La bola iba donde yo quería”, acertaba a decir después de firmar la tarjeta, tan circunspecto como siempre. Para colmo de bienes, su salida en el hoyo 16, uno de los pocos errores de la vuelta, llevaba la bola casi al centro de la calle después de rebotar de la mejor manera en los alcornoques que pueblan y defienden el flanco derecho de la calle. Hoy era el día y no hay más que hablar.
Mucho van a tener que remar los demás aspirantes para descabalgar a este jugador, que puede jugar mejor o peor, como todos, pero que raramente pierde el norte o se deja llevar por las emociones. En este sentido, de hecho, quizá sea uno de los mejores del mundo.
El apabullante resultado acumulado de Adrián no debe llevarnos a engaño, porque ahora mismo, después de 54 hoyos jugados, el resultado de -3 está dentro del top ten. Hoy no ha soplado apenas el viento sobre Valderrama, es verdad, pero los greenes estaban decididamente más rápidos y más firmes, así que sólo quedan 21 jugadores con un acumulado por debajo del par. El jueves teníamos a 30; el viernes la cifra se reducía a 24… Ya veremos cuántos acaban ganando al campo una vez finalizado el torneo. Es la ley inexorable de Valderrama, capaz de encontrar siempre un resquicio en la coraza más sólida.
Ángel Hidalgo (-10), que jugaba junto a Otaegui en el partido estelar, ha superado la prueba con buena nota, puesto que era la primera vez que salía en un último partido de sábado en el circuito europeo, y además lo hacía en su país y ante su gente, circunstancia que no siempre resulta positiva, puesto que los ánimos y el empuje están asegurados, qué duda cabe, pero también pueden dispararse la adrenalina y el peso de la responsabilidad. El malagueño ha escogido el mejor camino, que es el del disfrute. Y se ha gustado por momentos. Mañana, además, si los revoltosos duendes de Sotogrande lo dejan tranquilo, bien podría dejar resuelto su futuro a medio plazo, consiguiendo los puntos necesarios para asegurar los derechos completos de juego en el circuito europeo para 2023, toda una pequeña hazaña.
Por detrás de Otaegui y de Hidalgo y Lagergren, que componen el partido estelar del domingo, encontramos algunos nombres ilustres de jugadores que andarán por ahí al quite, por si las cosas se les tuercen mucho a estos tres. Son Min Woo Lee (-9), que no deja de ganar adeptos entre los aficionados españoles, Robert MacIntyre (-7), Jordan Smith (-6) o Rasmus Hojgaard (-5). Mucho, en todo caso, se les tiene que torcer la jornada a los del último partido para que cualquiera de ellos disfrute de una mínima opción.
¿Sacará por fin DPWorld Tour alguna noticia sobre Adrián si finalmente gana hoy en Valderrama? No me esperaba el trato que NO le han dado desde el mismo día que empezó el torneo, una verdadera pena ¿estarán sus compañeros contentos con lo que le están haciendo?