Rickie Fowler (-12) también gana a este lado del Atlántico. Y se ha estrenado en el circuito europeo con el Open de Escocia, que no es precisamente desecho de tienta. Tras su fulminante triunfo en el The Players se quedaba fuera del corte en el Memorial y el US Open, así que a lo mejor, quién sabe, hubo quien volvió a abrir la boca en los mentideros para negar la evidencia. Nada, nada. Este joven estadounidense de rostro impenetrable en el campo (en ocasiones se permite una pícara sonrisa después de pegar un gran golpe) está hecho de la madera de los buenos.
Esta vez se llevaba el gato al agua en el Gullane Golf Club con otro final explosivo, tres birdies en los últimos cuatro hoyos, que no fueron cuatro por muy poquito, pues en el 17 también pateaba para birdie desde una distancia asumible. El birdie final del 18, sabiendo que probablemente se jugaba el triunfo, se lo dejaba hecho tras un espléndido segundo tiro. Respondía, además, con esta gran serie final a un bogey en el 14 que parecía haberlo sacado definitivamente de la lucha por el triunfo. Así se portan los grandes campeones, no cabe duda.
Miguel Ángel Jiménez (-8, vuelta de par) finalizaba dentro del top ten en una jornada muy desafinada alrededor de green. Pero el malagueño siempre deja algo. Lo primero, otro sólido resultado, suma y sigue. Lo segundo, un eagle desde el fairway en el 15 (estaba a unos 108 metros), cuando había comenzado a hundirse en las profundidades de la clasificación. No deja Miguel de embocar en 2015 desde lugares inusitados, con el putter enfundado en la bolsa. Al final va a ser verdad que con 51 años cumplidos se está alineando mejor que nunca sobre la bola…
Los tres jugadores que finalmente se han metido en el British Open por la puerta postrera han sido Raphael Jacquelin (-11), que aún estuvo a punto de embocar asimismo desde la calle del 18 para forzar el desempate con Fowler, Daniel Brooks (-9), que desde luego se lo ha ganado a pulso, y el talentoso sueco Rikard Karlberg (-8), que vino muy pronto y desde muy atrás a entregar una tarjeta de 64 golpes para abrir las puertas del Old course. Pedro Oriol (-5) luchó con sentido, paciencia y pundonor por este objetivo hasta la recta final de su vuelta, pero, igual que Jiménez, tampoco anduvo inspirado en las recuperaciones.
