No es tan sencillo jugar en el mismo partido con alguien que puede llegar a sacarte setenta y hasta ochenta metros de distancia con el drive… En tal caso, se hace más necesario que nunca colocarte las orejeras (absolutamente obligatorio, habría que puntualizar), fijarte sólo en la propia bola, tener muy clara la estrategia y, en definitiva, evitar por todos los medios que semejante y descomunal despliegue de fuerza pueda sacarte de swing.
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Y esto es exactamente lo que le ha ocurrido a Gonzalo Fernández Castaño (-6), el mejor español clasificado después de la primera ronda del Joburg Open, en quinta posición y a tan solo dos golpes de los líderes, Wilco Nienaber (-8) y Shaun Norris (-8). Fantástica, por tanto, la ronda del español, que ya ha venido mostrando serios síntomas de recuperación y estabilidad en anteriores comparecencias, y a quien tan solo falta redondear más las semanas.
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Y no es que el madrileño marchara junto a Nienaber, precisamente, de quien ya conocemos su capacidad de reventar bolas desde el tee, a la altura del mismísimo DeChambeau. Pero, para el caso, da igual: Gonzalo ha jugado hoy, y volverá a hacerlo mañana viernes, con James Hart Du Preez, un armario empotrado sudafricano que, a poco que destaque en los circuitos profesionales (lleva dos años como pro y tiene 25 años), comenzará a ser conocido también por su bestial pegada, que nada tiene que envidiar a la de los dos bombarderos citados, Nienaber y DeChambeau.
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Du Preez es un muchacho de complexión atlética que pasa sobradamente de los dos metros de altura y pesa más de 110 kilos. Vamos, que le ha dado por el golf, pero que bien podría manejarse sin problemas como segunda línea en los Springboks, la laureada selección sudafricana de rugby… “En un hoyo he pegado desde el tee con la madera 3 y me la ha pisado con el hierro 4. Una animalada”, señalaba a Tengolf entre divertido y traumatizado nada más terminar la vuelta. No es una manera de hablar o una exageración, abunda GFC: “creo que él ha sacado sólo tres veces el driver de la bolsa, pero cuando hemos pegado los dos la madera 3 me sacaba ente 70 y 75 yardas, y con el driver bastante más, cerca de noventa yardas”. O lo que es lo mismo, a un drive de unos 260 metros del español Du Preez bien podía responder con uno que rondase los 340. En fin, lo dicho, una salvajada.
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Pero al final, claro, lo que vale, lo que cuenta, es lo que pone en la tarjeta. Y la de Gonzalo llevaba firmado un esplendido registro de 65 golpes en el Firethorn course del Randpark Golf Club (Johannesburgo, Sudáfrica), mientras que la de Du Preez se quedaba en un 71, par del campo.
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Es como si el madrileño le hubiera recetado a su joven compañero la misma medicina que Bernhard Langer recetó el pasado domingo a Bryson DeChambeau, en la última ronda del Masters en la que coincidieron en el mismo partido, siendo mucho mejor el resultado del alemán. Para ello, por supuesto, hay que hacer muchas cosas bien. Y las ha hecho. El español ha estado sobre todo impresionante con los hierros en la manos, dejándose muchas y variadas opciones de birdie (no en vano ha convertido ocho). Además también ha estado muy fino en los greenes, enchufando tres puritos en momentos importantes, para mantener el alto ritmo de birdies, aunque paradójicamente los dos bogeys en la tarjeta llegaban tras sendos tripateos.
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Adrián Otaegui (-2), Sebastián García Rodríguez (-1) y Álvaro Quirós (-1) también le han ganado al campo, aunque de momento están lejos de las primeras plazas. El corte ha quedado hoy situado en -1 y bien podría irse hasta -2 si las condiciones de juego no varían, así que Emilio Cuartero (+1) y sobre todo Adri Arnaus (+4) van a necesitar su mejor golf para meterse en el fin de semana.
