GFC: la vida y el golf en dieciséis días

Gonzalo Fernández Castaño no se retira. Es más, ni siquiera está cerca de hacerlo. El veneno de la competición aún corre a borbotones por sus venas. Juega esta semana el Acciona Open de España, disputará el Campeonato de España de Profesionales en Logroño y estará también en la final de la escuela de clasificación del Circuito Europeo a la caza y captura de una tarjeta para el próximo año. Es más, a lo lejos, en el horizonte, de aquí a siete años, está dibujado el objetivo del PGA Tour Champions. Que no, que no se retira. Que le gusta demasiado esto y que, sin duda lo más importante, se ve competitivo. Han aparecido en los últimos días brotes verdes en su golf, aunque luego iremos con ellos…

Gonzalo ha sido siempre una persona inquieta y mucho más en los últimos tiempos en los que el golf ha estado aparcado en su día a día. Ha tenido tiempo para pensar y embarcarse en nuevas aventuras empresariales. No ha estado quieto. Abrió el canal de Golf sin Etiquetas, está metido en una empresa de diseño de campos de golf, se ha embarcado en un proyecto junto a Marta Figueras Dotti de formación y organización de eventos (Golf Performance Group) y hoy ha presentado en el preámbulo del Open de España una nueva marca de ropa de golf. («Hay que poner los huevos en más cestas», señala con sabiduría).

Se llama Umanaq, como homenaje a un campo de golf de Groenlandia que tiene la peculiaridad de estar completamente construido sobre hielo. Umanaq, realmente, lleva un año en la calle, pero Gonzalo se ha unido recientemente como socio y embajador. A partir de esta semana lucirá esta ropa en los torneos. Se trata de un regreso a lo clásico pero con los materiales más modernos y los últimos avances tecnológicos. Tiene buena pinta. Se vende por Internet, aunque en breve estará disponible en tiendas de toda España. El lema es elegancia y comodidad. La gran cabeza visible y fundadora de Umanaq es Rafa Mustienes, golfista casi de cuna, que compitió con calidad y buenos resultados como amateur en los equipos de la Comunidad Valenciana y que tiene el impresionante registro de haber derrotado en dos partidos individuales de interterritoriales a Jon Rahm. Casi nada.

Volvamos a los brotes verdes, una expresión que sabemos de buena tinta que aborrece el propio jugador madrileño, pero que se entiende muy bien. El punto de inflexión llegó después de la previa del Open de España, disputada en Madrid el 26 de septiembre, en el Centro Nacional de Golf. Después de un verano de mucho y buen entrenamiento, pensando entre otras cosas en la Escuela, y obteniendo resultados brillantes, como su victoria en el circuito de profesionales de Madrid con una ronda de 61 golpes en La Faisanera («pensé por momentos que haría 59 y justo ahí me entró la calambra», asegura Gonzalo a Ten Golf), Gonzalo jugó la previa y firmó un +6. Varapalo durísimo. «Llegue a casa y sólo pensaba en tirarme por la ventana», afirma con crudeza el madrileño. Y añade: «ya no sólo es me afectara a mi golf, sino que si el resultado no salía me sentía como una mierda, con la autoestima destrozada». Fue entonces cuando llamó a Óscar del Río, psicólogo deportivo. Ahí empezó a ver la luz de otra manera, más brillante…

Óscar le ofreció otra visión. «Quería simplificar las cosas. Tenía demasiados pensamientos técnicos y así no había manera. Óscar me ayudó a verlo de otro modo», explica. Además, volvió a ver a José Carlos Gutiérrez, su entrenador durante muchos años y al que hacía tiempo que no veía. «Me dijo que una cosa que hacía así, la hiciera un poco menos así (explica de manera guresa) y de pronto me empecé a notar más cómodo». Hasta hoy, Gonzalo ha jugado 54 hoyos de entrenamiento, con sesiones de nueve en diferentes campos de golf, y el balance es de -17 sin bogeys. «Lo que más me llamó la atención es que no hice ningún bogey», asegura con las pupilas más brillantes de lo habitual. Además, jugó otra prueba del campeonato de Madrid de profesionales en Retamares, el lunes de la semana pasada, y firmó 65 golpes para acabar en segunda posición. Hay cosas.

Gonzalo asegura que físicamente está mejor que nunca y que le está pegando muy bien a la bola. El último gran desafío es la cabeza, curiosamente su punto más fuerte durante su carrera. «Lo hago bien en la cancha de prácticas y jugando por mi cuenta, pero me pongo en el tee del 1 y me transformo en otro jugador, se me ha olvidado todo», admite. En eso está trabajando con Óscar y, sin duda, el Open de España será un buen test, aunque tiene muy claras las expectativas. «Tengo muchas ganas de jugar y de pasar el corte, pero tengo muy claro que el objetivo es prepararme para la Escuela», explica.

Es el golf y la vida en dieciséis días de vértigo.