Quizás sea la pregunta del millón. Álvaro Quirós (-6) es el líder del BMW PGA Championship después de la segunda jornada, empatado en cabeza con Luke Donald y Matteo Manassero…
Un enunciado limpio, sencillo y, por fortuna, que comienza a ser habitual incluso en las grandes citas, como la que nos ocupa. Quirós líder. Quirós acecha el liderato. Quirós a un golpe de los líderes. Quizá a dos golpes…
No hay casualidad y sí dedicación a espuertas. Un talento indudable, pero trabajado casi a diario, sin desmayo. Y con la mentalidad de los grandes. Nunca es suficiente. Es posiblemente el alumno más aplicado y despierto en la escuela del golf de élite. Aprende con cada lección que le imparte el campo. Toma notas sin parar…
Hoy ha conquistado el liderato después de entregar la mejor tarjeta del dia (67 golpes), compartiendo ese honor con Thomas Aiken (-4). Y eso que, una vez más, se marchaba sin la sensación de haber sido el mejor o uno de los mejores. “He empezado jugando al golf muy bien. Después he vuelto a fallar algunas salidas y he ido perdiendo confianza. Y la verdad es que he tenido suerte. Y sobre todo un gran final con suerte. Porque he metido un putt de unos veinte metros en el 16 que no es normal, luego un chip de unos siete metros en el 17, y en el 18 la he dejado dada para birdie desde el bunker… Ahí también hay suerte. Yo sé que no he jugado mi mejor golf y que así no se puede ganar un torneo como este. Con esos errores desde el tee, si no caigo hoy, caeré mañana”.
En este punto hay que retomar el debate que tenemos abierto con este jugador desde hace tiempo. Él no se acuerda de la última vez que tuvo la sensación de haberlo hecho todo bien en un campo de golf… Y la cuestión es: ningún gran jugador de golf, ningún gran campeón de este deporte recuerda la última vez que lo hizo todo bien. Ese es un concepto, una idea, que no existe en la élite. La perfección, como estado, sólo se maneja entre los mediocres…
Sea como sea, tal cúmulo de sensaciones le sirve al de Guadiaro para seguir mejorando, para no caer en el conformismo. Benditas sensaciónes, entonces. Él comprende también que es mejor jugador de golf en el sentido grueso del término. En la base. “He mejorado en la estrategia. Hoy he pegado golpes malísimos en los hoyos 11 y 12, y sin embargo he salido con par y bogey. He perdido confianza, pero la tarjeta al menos no lo ha notado. En eso soy mejor que antes”.
Desde un punto de vista técnico, es cierto que no le será nada fácil ganar el domingo cogiendo sólo siete calles, que son las que ha sumado hoy. Reconocía que, por momentos, “cuando me he metido en líos me he dicho que esas eran las situaciones en las que se metía Seve y que terminaba arreglándolas con golpes majestuosos. Yo no las he arreglado como él, no he pegado golpes majestuosos, pero he pegado buenos golpes de recuperación”.
Con la estadística en la mano, es muy probable que semejante irregularidad desde el tee termine pasando una cara factura. Veremos. Mañana juega junto a Donald el partido estelar. Será como el yin y el yan. Será, por otra parte, un espectáculo bestial: hoy han abarrotado el campo más de 25.000 aficionados, así que imaginen la que puede formarse mañana con el parrido estelar Donald-Quirós. Un Donald, por cierto, que hoy no ha estado tan brillante como ayer. Ha jugado, de hecho, sobre par, algo muy poco habitual en el inglés en los últimos tiempos.
