Ryan Fox (-22) ha ganado el Ras al Khamiah Classic. No hubo sorpresa. El neocelandés salió con seis golpes de ventaja y terminó venciendo con cinco sobre Ross Fisher (-17). Así plasmado, en trazo grueso, se podría concluir que no hubo historia este domingo en el Al Hamra Golf Club. Paseo militar para el kiwi. Error. Pablo Larrazábal (-16), que finalizó tercero, le hizo pasar un mal rato.
Se dieron las dos circunstancias necesarias de inicio. Larrazábal comenzó la ronda con buenos bríos. Hizo birdie en los hoyos 2 y 3 y sumó uno más en el 7. Sin ser un arranque galáctico, era lo que necesitaba para, al menos, hacerle ver al líder que el pescado no estaba aún vendido. Pablo aprovechó a las mil maravillas su comienzo poderoso con el driver, poniendo cada bola en la calle.
Al mismo tiempo, Fox se atrancaba. No sacaba el birdie en ninguno de los tres primeros hoyos. Cuando no falló el drive, fue el segundo tiro y si no el approach. Tres pares sólidos, sin sufrir en exceso, pero un bagaje escaso. Para rematar la faena hacía bogey en el hoyo 4 con un tripateo. Daba la sensación de que las cosas volvían a su ser con un birdie en el 5, pero un putt cortísimo de par errado en el 6 generó zozobra.
Fox seguía al mando, pero empezaba a sentir el aliento de Pablo en su nuca. El español era el único que realmente amenazaba con moverle la silla, puesto que el resto de perseguidores o venían desde muy lejos o no lograban meterle vatios a su vuelta cuando hacía falta, tal y como sucedió con Adri Arnaus, Scott Jamieson, Adrian Meronk, Marcel Siem o Kawamura.
Un birdie sensacional de Larrazábal en el hoyo 11 lo volvía a colocar a dos golpes de Fox con siete hoyos por jugar. Gran tiro del golfista de Barcelona y un putt fantástico de más de siete metros. En ese momento, ese putt parecía el punto de inflexión que podía dar la vuelta al torneo y hacer temblar a Fox, puesto que se producía en mitad de la parte más complicada del recorrido de Ras al Khaimah.
Sin embargo, el punto de inflexión real llegaría poco después y giraría al lado contrario, justo para darle al líder la tranquilidad que no había podido tener en todo el día. Fueron 40 minutos donde el torneo se decidió. La sucesión de acontecimientos fue así: Larrazábal dejaba escapar una buena oportunidad de birdie en el hoyo 12; Fox se salvaba del agua no por mucho en su salida en el 12; Pablo fallaba la salida en el 13 y se metía en problemas; Fox metía un putt descomunal de trece metros para birdie en el 12; Larrazábal no sacaba el birdie en el 13 ni en el 14, dos de los hoyos más fáciles del campo; Fox amarraba el birdie fácil en el 13. The end.
Esta secuencia puso el punto y final a la historia en Ras al Khaimah. Hasta ahí, Pablo se lo hizo pasar mal. No es plato de gusto para un líder pasar en apenas una hora de tener seis golpes de ventaja a quedarte con dos. Pero ese tramo de 12, 13 y 14 fue definitivo. Fox tomó cuatro golpes de ventaja y ya sí su último tercio de vuelta fue un paseo triunfal. Larrazábal aún pudo acabar segundo en solitario, pero un bogey en el hoyo 17, después de un mal segundo golpe, le dio la iniciativa a Ross Fisher.
Es la segunda victoria de Fox en el DP World Tour. Es un jugador con una carrera muy sólida en el Circuito Europeo, aunque su palmarés es más corto de lo que demuestra su juego. Es un pegador fabuloso, tiene un gran juego corto y es muy valiente. Quizá sea precisamente esa valentía la que le ha impedido tener más triunfos. Qué difícil es separar la delgada línea que hay entre la valentía y la imprudencia.
Larrazábal, por su parte, enlaza su segundo top ten consecutivo tras su gran semana en el Saudi International y confirma su gran inicio de temporada. Tan bueno que este lunes regresará al top 200 del ranking mundial y que tiene muy avanzada su tarjeta del European Tour para el próximo año. Concretamente, en apenas tres torneos ha conseguido ya casi tres cuartas partes de lo que se necesitará para mantener los derechos. Adri Arnaus amarró también un puesto en el top ten, noveno, aunque seguro que le sabe a poco.
