Matthew Fitzpatrick (-12) y Tyrrell Hatton (-12) colideran la Final de Dubai tras la segunda jornada y, además, después de firmar sendas tarjetas de 67 golpes, se han procurado un interesante colchoncito sobre sus inmediatos perseguidores, Alex Noren (-9) y Adri Arnaus (-9). Un margen que no es definitivo de ninguna de las maneras con 36 hoyos por jugar, pero que, oiga usted, es mucho más que un nimio detalle.
Fitzpatrick, que ya destacaba casi cada año en este torneo y en este campo, no iba a ser menos precisamente en la temporada de su eclosión como ‘crack’ mundial. Su acumulado en 30 rondas de competición oficial en el Earth course del Jumeirah Golf Estates (siete ediciones disputadas ya de la Final, más lo que se lleva de ésta), se ha ido hoy hasta -97 y no cabe la menor duda de que su candidatura a ganar por tercera vez el torneo está más que confirmada. Recordémoslo: sería el primer jugador en la historia en ganar tres veces la gran final del ranking europeo, que se disputa desde 1988.
Hoy no arrancaba igual que el jueves, con tanto birdie arracimado en el primer tercio de la vuelta, pero poco suele importarle a él el cómo, el cuándo y el dónde, pues siempre parece encontrar la manera de someter al recorrido dubaití. Es cierto que ha firmado el primer bogey de la semana (hoyo 12), pero incluso en este enojoso trance se las arreglaba para salir de allí aliviado, pues embocaba un putt de bogey de más de cuatro metros. Acto seguido, añadía tres birdies más en los siguientes cuatro hoyos y a otra cosa.
Marchando junto al ganador del US Open en el partido estelar, Tyrrel Hatton arrancaba a lo grande con tres birdies consecutivos y cuatro en los primeros cinco hoyos, aunque después iba a sufrir debido a algunos desajustes desde el tee. Terminaba yéndose al agua de salida en el 18, par 5, y arreglándoselas para patear para birdie después de pegar un tercer disparo soberbio desde unos 230 metros… Hatton, en este plan, es un bicho de cuidado.
No, Matt no está dispuesto a dejar de hacerle la puñeta a Rory McIlroy (-5), que ahora mismo ya le ha cedido provisionalmente el liderato en la Race to Dubai. Y eso que el norirlandés terminaba la ronda con una pirueta sideral, abrochando birdies en los hoyos 16 y 17 y un eagle en el 18 made in Rorylandia: gran drive, hierrazo de segundo teledirigido desde más de 200 metros y putt de un metro adentro. De Rory, incluso, hasta puede esperarse todavía que pueda meterse en la lucha por el triunfo, aunque para ello necesitaría mañana, sí o sí, algo parecido al mejor registro.
De cualquier modo, las cuentas de la Race se van aclarando. Llegaban siete jugadores con opciones matemáticas y casi podemos eliminar ya a cuatro de la ecuación: Adrian Meronk (-3), Shane Lowry (-1) y Viktor Hovland (PAR) necesitaban la victoria como primer gran requisito y no parece que puedan remontar. Y Ryan Fox (+1), que en principio era el principal rival de Rory, se ha complicado demasiado la vida con vueltas de 73 y 72 y se ha quedado prácticamente fuera de juego. A Fitzpatrick, sin embargo, se le han puesto bien las cosas. Refresquemos las combinaciones: si el inglés gana necesitaría, a grandes trazos, que Rory no alcanzara la segunda posición; y si queda segundo en solitario, que Rory no llegara al séptimo puesto. Y ninguno de estos dos escenarios parece descabellado ahora mismo.
Y en medio de tantas cuentas y alternativas resulta que la Armada española ha reclamado un protagonismo muy interesante, con tres jugadores en lo alto de la tabla que pueden dar mucho juego durante el fin de semana. Comenzando por Adri Arnaus (-9), que cerraba la ronda con un eagle en el 18 y, al igual que Hatton, un solo bogey en las dos primeras rondas; continuando con Jorge Campillo (-8), que firmaba una ronda de 65 golpes después de exhibirse en los greenes; y terminando con Jon Rahm (-8), que hoy ha estado en plan… En plan Jon Rahm en la Final de Dubai: vuelta de seis menos, incluso dejándose alguna buena opción por el camino.