Rory McIlroy (-14) ha ganado el BMW PGA Championship tras entregar una tarjeta de 66 golpes, la mejor de un domingo ventoso en el West course de Wentworth. Por si el palmarés de este torneo no tuviese suficiente glamour y peso histórico, ahí tiene el nombre del norirlandés para añadirlo…
McIlroy no terminaba de ser en el último año y medio (desde que ganara la Final de Dubai en 2012) el crack rompedor que acostumbraba. En este tiempo sólo acumulaba un triunfo en Australia, pero ninguno en los dos circuitos más importantes. El cambio de palos, de agentes, sus altos y bajos sentimentales… Nada ayudaba.
En los últimos tiempos, no obstante, venía mejorando, avisando, pidiendo paso otra vez. Y quizá resulte demasiado oportunista el análisis, pero ya es casualidad que haya vuelto a ganar un torneazo justo la semana que anuncia su ruptura definitiva con Caroline Wozniacki. Es posible que ambas situaciones no tengan una relación directa, pero es seguro que Rory ha aprendido a pasar página.
Hoy ha ganado como un ‘killer’. Cinco birdies por los últimos nueve hoyos del domingo. Aunque ayudado, por supuesto, por el drama de Thomas Bjorn (-12), que abría a todos las puertas de par en par con un triple bogey en el hoyo 6. El torneo estaba en sus manos, como había quedado dicho. Pero no pudo o no supo agarrarlo.
El norirlandés no es el único que confirma su retorno. También Luke Donald (-12) venía avisando y por momentos ha aspirado a firmar un triplete de locura en cuatro años en Wentworth. El inglés ha maravillado donde solía: juego corto y putt. Resultados finales.
