Nacho Elvira acabó tocado el Gran Canaria Lopesan Open. Había fallado el corte, el segundo consecutivo, y no terminaba de ponerle el cascabel al gato de lo que le estaba pasando. Sentía que le estaba pegando bien a la bola, cómodo con el drive, buenos hierros, pero el golf se le había vuelto en contra. Por la razón que fuera había algo que no estaba en su sitio. Existen esas ‘meigas’ en este deporte y de vez en cuando se ceban con algunos golfistas. Usted, estimado lector, si juega al golf, habrá tenía alguna vez esa misma sensación, la de que haga lo que haga todo sale mal…
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Lo bueno de este deporte y de un circuito como el European Tour es que cada semana ofrece una revancha. Nacho Elvira tiene ganas de cuadrar una buena actuación en el Tenerife Open que empieza este jueves. No lo hace desde Abu Dhabi, donde acabó decimosexto, y ha pasado ya mucho tiempo. Además, de sus últimos 15 torneos ha perdido nueve cortes, una cifra demasiado alta. Nacho sabe que la dinámica puede cambiar en cualquier momento y confía en que sea en Costa Adeje.
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Por lo que pueda pasar, Elvira tiene un plan anti-meigas. En la parte psicológica ha trabajado esta semana con Joseba del Carmen, su coach mental. El mantra es jugar con libertad, natural, sin darle demasiadas vueltas a las cosas. Palo, bola y bandera. No hay mucho más. «Pega fuerte sin forzar», se repetía hoy en el ProAm. Es sólo un ejemplo, pero se entiende bien. Compromiso, contundencia y determinación. Sin histerias, sin prisas y con paciencia. Los torneos ni se ganan ni se pierden en los nueve primeros hoyos.
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En la parte técnica también se ha producido esta semana un avance importante. Tiene que ver con el juego corto, una parcela donde Elvira siempre se ha desenvuelto siempre de maravilla. Sin embargo, en las últimas semanas estaba incómodo, no le salían las cosas, no encontraba el toque y esto se traducía en una mayor exigencia a su juego largo, más apreturas. Si no aprocho bien, tengo que dejarlas más cerca. Más presión. Si no recupero, tengo que coger green como sea. Más presión. Por eso, ayer Diego Suazo, su caddie y mano derecha, y el propio Nacho sacaron un puño imaginario en el campo de prácticas cuando encontraron el clic que venían buscando hace tiempo. El problema es que estaba un poco más agachado de la cuenta en el ‘stance’, lo que producía un ataque de bola más vertical y perdía ‘feeling’. Probaron a colocarse un poco más alto, más erguido y el efecto ha sido mano de santo. Inmediatamente se ha empezado a sentir más cómodo.
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En la parte física, Nacho también va mejorando poco a poco de la lesión nerviosa que se produjo en la espalda y que le obligó a parar en seco después del torneo de Qatar. La recuperación es lenta, pero segura. «Me dijeron que iba a ir mejorando milímetro a milímetro y así está siendo. Va muy poco a poco y todavía no estoy totalmente recuperado, pero me siento mucho mejor. Alguna vez me pega un poco cuando hago el swing, pero no me molesta casi nada. Trabajo con cintas todos los días la recuperación y voy mejorando. Es cuestión de paciencia». No es poco teniendo en cuenta que cuando le dieron el diagnóstico no fueron precisamente muy optimistas.
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Las jornadas de prácticas y los ProAm no son ni mucho menos definitivos como para sacar conclusiones de lo que puede ocurrir en el torneo, pero sí pueden ser indicativos de cómo se encuentra un golfista. Las sensaciones de Nacho han sido muy buenas. Ha hecho cuatro birdies seguidos entre los hoyos 11 y 14 y cinco en seis, después de embocar un magnífico chip en el 16. El chip. El juego corto. Los birdies del 11 al 14 han sido también con dos approachs muy buenos alrededor de green y dos tirazos en el 12 y 14 a un metro de la bandera.
Pues eso: el mantra, la paciencia y el milímetro.