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No es extraño que Borja Virto odie hoy el golf…

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«Odio el golf». Así de rotundo se mostraba esta pasada noche Borja Virto en su cuenta social de Twitter. El jugador navarro mostraba así su desaliento por la experiencia vivida en Sudáfrica las dos últimas semanas. Una experiencia que roza la crueldad. Ha estado en el África Open y en el Tshwane Open y en ambos casos se ha quedado asomado a la línea de salida sin la posibilidad de participar.

Lo que le ha ocurrido a Borja Virto es moneda común en los golfistas que vienen de la Escuela del European Tour y cuya tarjeta no es potente (el español acabó en el puesto 19º la final de la Escuela en el PGA de Catalunya). Son muchas las semanas que están en el alambre, rozando la entrada en los torneos, colocados en los primeros puestos de las listas de reservas y quedándose finalmente a las puertas de unos cuantos campeonatos. Sin embargo, en el caso de Virto da la sensación de que Sudáfrica se ha cebado con él. Han sido dos semanas seguidas, en el límite y muy lejos de España, con los gastos que todo esto conlleva. Además, no se puede decir que Borja se haya quedado con las manos cruzadas en el hotel esperando la ansiada llamada en la que le comunicaran que entraba en el torneo, no, Virto se la ha jugado también en las previas y el resultado ha sido igualmente cruel.

El golfista navarro se desplazó a Sudáfrica a principios de marzo con la intención de jugar las tres semanas de una tacada, es decir, Joburg Open, África Open y Tshwane Open. Es un tramo del calendario donde tienen su oportunidad una buena parte de los jugadores que vienen de la Escuela. Efectivamente, jugó el Joburg, donde no pudo pasar el corte, y se quedó primer reserva del África Open. Decidió jugársela y se desplazó al East London con la esperanza de que alguna baja de última hora lo metiera en el torneo. Por si acaso, Borja también jugó la previa. Pues bien, finalmente se quedó primer reserva y en la previa acabó a un golpe de la clasificación. Primera decepción doble.

La situación se ha repetido casi como un ‘deja vu’ en el Tshwane. En esta ocasión era el segundo reserva y se la jugó también en la previa. Otra vez al palo. No hubo bajas y ronda de tres bajo par en la clasificatoria, a un golpe de los puestos que daban entrada al torneo. Jugaron más de 120 golfistas y sólo pasaban diez.

Esta cuádruple decepción consecutiva provocó el lamento de Virto. Lógico y comprensible por mucho que se repita prácticamente cada semana en otros jugadores. No son muchas las oportunidades de jugar cuando vienes de la Escuela y quedarte dos semanas seguidas fuera por un margen tan escaso, duele. En cualquier caso, el joven y bravo español ya mira hacia delante. Próxima parada: Madeira Islands Open. Aquí entra seguro. Una buena oportunidad de sacarse la espina.