Rory McIlroy (-15) ha abierto un serio hueco en la clasificación del Hero Dubai Desert Classic después de entregar un magnífico resultado de 65 golpes en la tercera jornada del torneo, la mejor vuelta del día en un Majlis Course que ha brillado con luz propia, con unas condiciones excepcionales y abarrotado de público. Ha sido un día de golf con mayúsculas.
McIlroy aún no ha encontrado las mejores sensaciones con su juego, pero tiene tanto poderío que dos momentos de excepcional inspiración han sido suficientes para romper el torneo. Cuatro birdies de inicio y otros cuatro en cinco hoyos en la recta final, es decir, dos tramos de poco más de una hora de golf cada uno, han resultado demoledores. Ha puesto tierra de por medio.
Tiene tres golpes de ventaja sobre un cada vez menos sorprendente Dan Bradbury (-12) y Callum Shinkwin (-12). A cuatro hay una legión de jugadores en la que están los españoles Adri Arnaus y Ángel Hidalgo, Ian Poulter, Richard Bland, Shaun Norris, Patrick Reed y Victor Perez. Casi nada.
A cinco golpes, marcando seguramente la frontera de aquellos que aún pueden soñar con el triunfo, están Thomas Pieters, Marcus Kinhult, Ryan Fox, Lucas Herbert, Callum Hill, Julien Brun, Matt Wallace y Justin Harding. Mucha artillería pesada para pelearle la tetera, la tercera de su carrera, al norirlandés.
Más importante aún que su vuelta de 65 golpes o la ventaja que ha adquirido, son los fantasmas que se ha quitado de encima hoy. Ha eliminado varias pesadillas que le venían atosigando. La primera tiene que ver con su juego. Hoy, sin estar descomunal, ha encontrado cosas. «La sesión de prácticas del sábado por la noche me vino bien. Hoy me he sentido mucho mejor en el campo, especialmente con el driver. No sé si habré cogido muchas más calles, pero eso no me importa demasiado. Lo que cuenta es que lo he sentido mejor y me he dejado mejores posiciones para atacar banderas», ha asegurado al acabar su ronda.
Se puede decir que Rory viene creciendo y, obviamente, es una pésima noticia para los que vienen por detrás. Parece que el Número Uno del mundo viene de menos a más y no será fácil echarle el guante este lunes en la ronda final. Es Rory y ya sabemos también cómo se las gasta. Es Rorylandia, un planeta en el que pueden suceder las cosas más dichosas y también las más desagradables.
En este sentido, otras de las pesadillas que se ha quitado de la cabeza es el segundo golpe del hoyo 18. Ya no lo tendrá que pegar un domingo para ganar el torneo. Lo hizo el año pasado, se fue al agua y perdió contra Viktor Hovland. Y hoy, también domingo, se ha vuelto a ir al agua con un golpe franco desde el centro de la calle. Lo dicho: las cosas de Rorylandia. Podría haber salido perfectamente en la ronda final con cinco o seis golpes de ventaja y finalmente lo hará con tres por ese bogey postrero que no entraba en ningún cálculo.
Por último, también ha despertado de la pesadilla de jugar con Patrick Reed. No habrá duelo del morbo. El norteamericano, muy errático, ha conseguido sostenerse para dejarse una opción para mañana, pero está a cuatro golpes. Saldrá en el segundo partido del día.
