Después de no poder convertir en victoria una ventaja de cuatro golpes en el Irish Open, donde terminó perdiendo por uno ante Rasmus Hojgaard, y de caer en un playoff a tres ante Billy Horschel el pasado domingo en el BMW PGA Championship, Rory McIlroy se ha tomado con filosofía este doble varapalo y cree que el golf le está «poniendo a prueba».
Para el norirlandés, «la semana pasada fue dura», pero se fue «con la cabeza bien alta» por cómo jugó el último hoyo, «tratando de hacer el tres, y los hoyos del desempate, con un par de birdies». Rory considera que su derrota «demuestra el nivel que hay aquí, si fallas un poquito o no haces birdie en el momento crucial, siempre hay alguien esperando para aprovecharse, yo tuve mi oportunidad en el último hoyo».
En cualquier caso y pese a perder de manera consecutiva dos torneos que tenía prácticamente en el bolsillo, McIlroy intenta ver el vaso medio lleno: «»Llevo dos semanas seguidas jugando bien, pero no lo suficiente. El juego me está poniendo a prueba un poco más de lo que lo ha hecho en el pasado, pero está bien. Estoy contento con mi juego y con su tendencia. Tengo una semana de descanso y luego volveré a ello en la Dunhill en un par de semanas».
Horschel, ganador en el BMW, hizo birdie en el último hoyo para asegurarse una plaza en el playoff y terminó imponiéndose con un eagle en el segundo hoyo del desempate. «Jugué bien los dos hoyos del desempate, especialmente el hierro cuatro que pegué a green en el segundo», dijo McIlroy tras su derrota. «Tiré un buen putt que se escapó por la derecha mientras que Billy embocó el suyo, esa fue la diferencia», sentenció.
Fue el cuarto segundo puesto para Rory este año y su octavo top 5 sin ganar. Ahora, tras unos días de descanso y tratando de tomarse con filosofía lo vivido estas semanas en su regreso al Viejo Continente, se prepara para el Old Course, donde jugará con su padre la próxima semana en el Alfred Dunhill Links Championship en busca de ese triunfo que se le está resistiendo más de lo que le gustaría.
