Pep Anglés ha logrado la primera victoria de su carrera en el Challenge Tour y ha recuperado su sitio en el European Tour. Atrás quedan dos años duros y complicados donde nunca paró de buscar aunque no siempre siguió la pista adecuada. El año 2020 supone un punto de inflexión, no sólo por los éxitos, sino por cómo ha sido el proceso y, sobre todo, lo que ha descubierto en este camino de vuelta. Hay muchas personas claves en este recorrido de Anglés, aunque su mano derecha ha sido Edu Ramos, mucho más que un caddie al uso. Hablamos con él y nos adentramos en la trastienda del regreso de Pep.
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Edu conoce el deporte profesional de primera mano, pues su hermano es Albert Ramos, profesional de tenis en la ATP. Esto le permite tiene una visión muy personal de la competición. «Mi manera de verlo es un poco particular. No soy un simple caddie para Pep. Soy un íntimo amigo suyo y después de lo que estamos viviendo mucho más. Empecé sin ser técnicamente un caddie profesional y mi labor era más de apoyo, voy aprendiendo, estoy mejor aunque me queda mucho por aprender. Sabía que tenía que entrar hasta el fondo para detectar cuál ere el problema de Pep. En el campo de golf se pueden ver todas las tendencias que tienes en la vida. Me limité a decirle la verdad, ser duro con tocaba, sin tener en cuenta el momento, por mi naturaleza siempre digo lo que pienso. Entendía que necesitaba un ‘feedback’ realista. Él venía de carrera amateur buena, de dos años buenos en el Tour, pero yo pensaba que el halago era desmesurado, vivía del pasado y no había estructura de equipo. Sólo se podía cambiar afrontando y diciéndole toda la verdad». Esta fue la fase del diagnóstico.
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Lo primero fue formar un equipo sólido alrededor de Pep. «Hubo momentos duros en los que yo tuve que ser el malo de la película, pero Pep es inteligente y, más allá del ego, sabía que lo acabaría entendiendo. Tenía un entrenador que veía muy pocos días al año. Este no es un deporte en el que se pueda ser autodidacta. El tema técnico en golf se desajusta rápido y todo oscila mucho de un buen swing a uno malo. Empezamos a trabajar con Miguel Ángel Duque. En poco tiempo le pude convencer, junto con Miguel, de que empezara con Joseba del Carmen y un pasito más será coger un preparador físico específico de golf. Todo esto junto con su familia se forma un gran equipo. Montamos un entorno que estaba coordinado para su bien, para su carrera profesional», explica.
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En Portugal fue cuando se encendió la luz, allá por finales de septiembre. «Pep y yo pensamos igual, nos decimos todo con honestidad. Esta ha sido la clave del equipo, tener los pies en la tierra y decirnos lo que está pasando para mejorar. Vi que había hecho un cambio total cuando acabó segundo en Portugal. Le pregunté por lo que sentía en ese momento, cuando estábamos para ganar, y me dijo que sí, que estaba nervioso, y esa humildad de reconocerlo, de aceptar que es natural sabía que haría que consiguiéramos el objetivo. No había ego. Sabía que era cuestión de tiempo. Estoy convencido de que estamos en el buen camino y de que nos vamos a mantener sí o sí en el Tour. El mérito es todo suyo y yo le acompaño», apunta.
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La experiencia con su hermano le permite ver las cosas con una perspectiva más adecuada, con menos ansiedad. «Sabía que le iba a llegar a Pep. Estamos trabajando más que nunca. Una de las cosas que hablamos es que el swing está mucho mejor, pero aún no está perfecto. Pretendemos mantener el equipo el año que viene y estoy muy contento de que siga confiando en mí. He visto muchos casos de jugadores que han logrado el objetivo y han prescindido de su amigo y estoy orgulloso de que él lo mantenga, no sólo porque me lo haya hecho a mí, sino porque lo hace al margen de cualquier influencia que pueda recibir de fuera. Pep tiene claro lo que necesita y por suerte pensamos igual. Él quiere trabajar conmigo y yo también quiero seguir con él», destaca.
En cuanto a los planes para el año que viene, Edu afirma que «entendemos que vamos a jugar 15-18 torneos del European Tour por su categoría y también alguno del Challenge. En enero empezamos la pretemporada y en febrero a viajar… Creo que empezaremos en la segunda gira del desierto. Hay que saber gestionar bien la euforia y el fracaso porque el deporte es muy cruel, un día eres súper bueno y al siguiente no puedes jugar», remata.