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Final de la Escuela | Declaraciones de Alex del Rey tras conquistar la tarjeta

Así convirtió Alex del Rey lo que parecía un castigo en una oportunidad

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Alejandro del Rey
Alex del Rey, este miércoles en la última ronda de la Final de la Escuela. © Pedro Salado | Goflfile

Alex del Rey no engañó a nadie cuando acabó la Final del Challenge. No se refugió en tópicos, ni en lugares comunes, ni trató de ocultar el dolor. Salir de Mallorca sin la tarjeta del DP World Tour no entraba en ninguno de sus planes, ni siquiera en los más oscuros. Fue un varapalo en toda regla.

De poco o nada servían aquel domingo en Alcanada las palmadas de ánimo, los mensajes positivos, el recuerdo de que aún quedaba la Final de la Escuela. Sí, aún quedaba la Final de la Escuela. Para Alex no había consuelo. No existía la Final porque sencillamente nunca se planteó tener que estar en esa situación. Era más un castigo que una oportunidad.

Hoy tiene la tarjeta del Circuito Europeo tras una soberbia actuación en la Final de la Escuela. Ha acabado quinto. «No voy a engañar a nadie, estaba reventado después del Challenge», asegura a Ten Golf poco después de certificar su ansiado ascenso a la primera división. Lo último que quería Del Rey era jugar la Final de la Escuela, seis días, 108 hoyos a cara de perro. Pero es lo que tocaba…

¿Cómo se convierte un castigo es una oportunidad? Buena pregunta. En el caso del madrileño fue una conversación, una charla con Joseba del Carmen, su psicólogo. «Me tranquilizó», repite en varias ocasiones. «Me dejó claro que no había tiempo para digerir lo que había pasado. Y era cierto, la Final se jugaba justo después. No había manera de dejarlo atrás, ni de pasar página. Tocaba convivir con lo que había pasado, lidiar con ello y me hizo ver que me tenía que perdonar. Todos podemos fallar», me dijo. 

Ya saben cómo es esto. No hay fórmulas mágicas. Se trata de tocar la tecla adecuada en el momento justo. Esa misma reflexión seguramente no le habría servido a otro. Cada uno es un mundo. A Alex del Rey, sí. Le hizo echarla al suelo, dejar de castigarse, entender que los errores también forman parte del deporte y no hay que machacarse por ello, sino superarlo. Y lo hizo. Vaya si lo ha hecho.

No sólo es que haya conseguido la tarjeta del DP World Tour, sino que lo ha hecho de una manera magistral. Ha jugado un golf de antología. «No recuerdo la última vez que jugué tan bien tantos dáis seguidos… Porque esto es muy duro, muy largo, de locos. Seis días. 90 hoyos. Estoy muy orgulloso de haberlo sacado adelante», afirma.

Los números no dejan lugar a la duda. «Que mi peor vuelta en seis días haya sido de tres bajo par, teniendo en cuenta la presión que hay aquí y cómo son los campos, sobre todo el Hills Course, muy estrecho, quiere decir que he jugado muy bien. He estado algunos días mejor y otros peor con el putt, ya que el pelo me ha costado leerlo bien, pero de tee a green he jugado realmente bien», señala muy satisfecho Del Rey. 

El redoble de tambor ha llegado hoy, con su vuelta de ocho bajo par para acabar quinto. «Estoy muy contento y no sólo por la tarjeta, sino por haber terminado tan arriba». Y tanto, no es lo mismo ser el quinto que el vigésimo. Óle.

Al final, hasta va a tener razón un buen amigo suyo que le dijo cuando terminó la final del Challenge Tour: «máquina, que sí, que es verdad que Alcanada no le va nada a tu juego, pero ya verá como Infinitum es otra cosa, ahí sí te va a salir». Algo sabe de esto…