Sami Valimaki (-18) ha ganado el Qatar Masters con un birdie en el primer hoyo de un desempate que tuvo que salir a jugar ante Jorge Campillo (-18) y después de haber firmado el finés y el español tarjetas de 69 y 70 golpes, respectivamente, en la ronda definitiva.
Todo el crédito y la gloria para el nórdico, porque había que estar ahí, apretar como él lo ha hecho al líder y, sobre todo, aprovechar la oportunidad, con la determinación de los campeones, la que debe tenerse para, por ejemplo, pegar ese soberbio tercer tiro en el 18, par 5, en el hoyo de desempate.
Sin embargo, pocas veces, puede que nunca más en su carrera de una manera tan nítida, estará tan legitimado Jorge Campillo para pensar que hoy ha sido víctima de un robo a mano armada. No hay delito, nadie se escandalice. Tampoco culpables, si acaso los duendes caprichosos del golf, pero ellos están por encima del bien y del mal, de las normas, la justicia, los méritos y las leyes. No hay manera de enchironar a estas criaturas etéreas. Sólo cabe esperar que otra vez, en su veleidoso proceder, se pongan de tu parte.
Nadie ha jugado de tee a green como el extremeño, tampoco en la ronda definitiva. Su resultado de 70 golpes se queda ridículamente pequeño, tacaño, estúpidamente corto. Veamos.
Campillo ha cazado hoy 16 greenes en regulación, pero es que además, y aquí está la clave del asunto, ha pateado muy bien. Ha habido un tramo en su vuelta, decisivo a la postre: comenzaba en el hoyo 9, donde tiraba un gran putt de birdie, pero la bola lamía el borde; en el 10, de nuevo, otro gran putt y la bola que volvía a lamer el borde; en el 11 acierta con una línea que tenía su historia, pero la bola se queda a cuatro dedos del centro de la cazoleta; en el 12, aunque no fuera una ocasión tan clara como las otras, su bola volvía a darle un susto al hoyo; en el 13, par 3, pegaba un tirazo, pero la bola también se negaba a entrar (este putt, de acuerdo, quizá no estuvo tan bien tirado); y otra vez en el 14 tiraba un gran putt que no quería entrar…
Antes, en los primeros siete hoyos, Jorge había jugado con algo más de prudencia, pero con un notable control de la situación, hay que insistir en ello. Luego, cuando su golf ya estaba caliente, cuando dictan los manuales que hay que dar un paso adelante y decir ‘aquí estoy yo’, no pudo hacerlo mejor. Y la bola, bien tocada, no quería entrar…
Después, pasa lo que pasa, claro. Valimaki no perdía la estela, se las arreglaba para pegar también algunos disparos excelentes, apretaba los dientes, enchufaba buenos putts y sorprendía a un Campillo que seguramente no entendía como era posible que en el tee del 15 estuvieran empatados en el coliderato. Una sensación de estupor incómoda que suele pasar factura en los finales apretados…
Jorge iba a fallar la calle del 15, seguramente la peor para errar en el Doha Golf Club, pero luego se sacaba un tirazo desde el rough, a más de doscientos metros de la bandera, para dejar la bola en green y sacar el par sin agobios. A continuación, en el 16, el par 4 corto, otra rareza: pegaba una mala salida, es cierto, algo corta, pero la bola se quedaba en una situación que realmente desafiaba cualquier ley física.
“Aunque no ha sido una gran salida, no sé qué ha pasado en el 16. Cuando la bola pasa la roca normalmente sale hacia adelante y hasta se queda en green, o al menos en los alrededores. No entiendo qué ha pasado y cómo se ha quedado ahí, de esa manera, en la arena”, explica el español a Tengolf, realmente decepcionado, pero a la vez orgulloso del juego que ha acertado a desplegar en la ronda definitiva, saliendo en el partido estelar y como líder en solitario: “no siento que haya tirado malos putts, todo lo contrario, y creo que hoy he jugado de libro”, acertaba a resumir.
El asunto terminaba en bogey, pero Campillo todavía iba a pegar un gran golpe en el 17, par 3, aunque su putt de tres metros y medio, de nuevo bien templado, bien tocado, bien tirado, dejaba la bola asomada a la cazoleta. A continuación iba a jugar un extraordinario hoyo 18, para igualar a Valimaki en lo alto de la tabla y salir al desempate: buen drive, madera 3 fabulosa y birdie dado después de patear desde lejos para eagle. “Ni siquiera he sentido que tirara un mal putt de birdie en el hoyo de desempate, pero no ha caído”, remata el jugador español. Hoy, más que nunca, no estaba para él.
