Este jueves arranca el Qatar Masters, quinto torneo de la temporada del European Tour. Se disputa en el recorrido Education City Golf de Doha, diseño de José María Olazábal. Será la segunda visita a este campo de este veterano torneo que cumple 24 años. En la primera no pudieron ir mejor las cosas para el golf español con la victoria de Jorge Campillo.
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El campeón defensor estará magníficamente escoltado por otros nueve golfistas españoles: Pablo Larrázabal, Adri Arnaus, Álvaro Quirós, Gonzalo Fernández Castaño, Nacho Elvira, Sebastián García Rodríguez, Carlos Pigem, Alejandro Cañizares y Adrián Otaegui. Se busca la primera victoria de la temporada en el European Tour para el golf español, después de las tres que se lograron en el curso pasado.
El registro ganador de Campillo hace un año es una buena referencia. Cuentan desde Doha que alrededor del -13, quizá incluso algo más exigente, podría ser suficiente para llevarse a casa la perla de Qatar. El campo está en perfectas condiciones, incluso mejor que el año pasado, más asentado, pero la previsión del tiempo anuncia días movidos.
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Se espera bastante viento el viernes y el sábado. La predicción apunta a una intensidad alrededor de los 30 kilómetros por hora por la tarde. Picante. El viento, además, no vendrá solo. Se advierte de la posibilidad de que levante arena y, por tanto, se formen pequeñas tormentas del desierto que pueden ser muy molestas. No esperen un vendaval incontrolable porque no parece tanto, pero sí soplará lo suficiente como para condicionar el juego y los resultados. El jueves y el domingo también soplará el viento, pero será con menos intensidad, poco más que una brisa ascendente conforme pasen las horas.
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El calor puede ser otro factor importante a tener en cuenta. El viernes se esperan temperaturas alrededor de los 37 grados. Una cosa seria. No es algo que perjudique especialmente a los jugadores, pero si unimos ese calor al viento lo normal es que los greenes se vayan poniendo bastante duros pese al agua diaria que van a recibir. Hoy miércoles ya se notaban más firmes. Nada de dardos. Hay que calcular el bote largo y la rodada. A medida que avancen los días será más difícil.
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El campo de Olazábal es traicionero. El año pasado, a priori, se pensaba que se iba a ganar con pocas y sopló menos viento que lo que se espera este año. Es generoso desde el tee, cierto, pero después hay que pegar buenos segundos golpes a unos greenes muy grandes y con varias plataformas. Parece un campo de pegadores, pero realmente está pensado sobre todo para los segundos tiros.
En cuanto al diseño o preparación no hay prácticamente ningún cambio respecto al año pasado. Hay poco rough, especialmente alrededor de green, aunque es de bermuda y siempre dificulta más la recuperación. En el hoyo 17, el area de penalidad está un metro más cerca de la calle, por lo que puede entrar más en juego con una mala salida, ya sea con el drive o la madera 3.
